Ventana Católica: La Iglesia
Latinoamericana busca transformaciones, pero no abandona su tradición
Por LGP para el Servicio
Panamericano de Noticias
La Iglesia católica
introdujo diversos cambios en el dinamismo de la Eucaristía, en la enseñanza
del Catecismo, y en la práctica
religiosa
de los laicos.
Conferencia del Episcopado Latinoamericano. Una cosecha de sacerdotes enjevecientes |
Los cambios comenzaron en la
época del Juan XXIII, que fue
cuando se celebró el Concilio Vaticano II.
Estas nuevas enseñanzas que
condujeron a un mayor dinamismo de los laicos, dentro del seno de la Iglesia, fueron
reforzadas por el apoyo irrestricto de Juan Pablo II.
En el caso de América Latina
y la zona de El Caribe, parece que los cambios impactaron más, que otros lugares, fue a partir del Concilio
Vaticano II, cuando comenzó a escucharse la música típica de cada país en la misa
dominical en español, la tradición era el (latín) y se renovaron costumbres autóctonas
y tradicionales, con un nuevo concepto
de renovación y transformación espiritual.
Por ejemplo, la alegoría de la música de güira, tambora y
acordeón, dio nuevo énfasis a la religión católica en la República Dominicana,
porque se identificaba y se identifica, con la cultura de nuestros ancestros.
Esa iniciativa del Vaticano
fue provechosa en su momento, y sigue dando frutos, aunque hay que renovar
nuevamente, al compás, del siglo
veintiuno.
Nótese la edad de este cuadro de pastores católisco |
La Iglesia tiene que renovar
su matrícula sacerdotal y dejar en manos de obispos jóvenes y sacerdotes recién
iniciados el trabajo pastoral de la Iglesia.
Mientras no se produzca ese
cambio, no podrán verse los frutos
nuevos que necesita la Iglesia para renovarse.
El papa Francisco, pasa por su peor de su Pontificado, el obispo Carlo María Viganó, pide su renuncia, el santo padre guarda silencio. |
Bancarrota- Es el caso del Banco Ambrosiano y el desfalco que cometieron sus directivos y
administradores. Se descubrió que un Obispo que no estaba ligado directamente a
la administración del Banco Ambrosiano extrajo
millones de dólares. Otros cargos del Banco cayeron presos, pero no se sabe, si devolvieron el dinero robado o si
cumplieron la condena impuesta.
En Chile 14 sacerdotes suspendidos por pedofilia |
Actualmente, se cuentan por millares los abusos sexuales de
sacerdotes depredadores que para satisfacer necesidades personales, no les importó la consagración sacerdotal, el
Celibato, ni ninguna otra prohibición de su Ministerio.
Esa carrera loca de los pedófilos
de la Iglesia, desangra cada día las
finanzas del Vaticano y la de las
Diócesis locales.
La Iglesia ha pagado sumas exorbitantes
por compensación. Pero aún son mucho más,
las que le faltan por pagar. En Irlanda,
solamente, más de 25 mil menores
abusados, en apenas 20 años, comprobado por el Papa y ratificado por la Iglesia
local irlandesa.
En Pensilvania, estados Unidos, más de mil
casos registrado a través de una
investigación oficial de la Fiscalía de la ciudad de Pittsburg. Un Cardenal
depredador en Nueva York, es el centro
del pedido de la renuncia del papa Francisco, otro Cardenal, que representaba al Papa como embajador de la
Santa Sede en Santo Domingo, República Dominica, ya fallecido, fue denunciado
como un depredador.
Un Cardenal
de origen australiano que llegó a la jerarquía número tres del Vaticano,
también imputado y condenado por abusos de pedofilia.
Los sacerdotes deben salir
en busca de los feligreses. Si de verdad
queremos una Iglesia santa, católica, apostólica y evangelizante, debemos
apresurarnos, para que los sacerdotes
jóvenes salgan a predicar el Evangelio fuera de los púlpitos.
Los sacerdotes tradicionales
o ancianos, ni quieren, ni pueden salir a evangelizar en la comunidad. Primero,
por su condición física, o de salud, y segundo porque los pruritos de la
tradición vegetariana no se los permiten.
Necesitamos a un sacerdote
humano, no divino, porque divino solo es Dios, Jesucristo, su hijo, y el
Espíritu Santo.
El párroco comunitario debe
saludar a los laicos que conforman la
Iglesia, a la entrada y a la salida, es reconfortante, estrechar las manos de su confesor.
Pero además, es necesario llevar las prédicas del evangelio a los hogares,
compartir el pan de la Eucaristía a
nivel comunitario y entroncarse dentro
de la comunidad.
Hay sacerdotes muy
comunicativos, pero hay otros pocos perceptivos, por la edad y el cansancio, la voz sale recortada. Finalmente necesitamos una Iglesia
dinámica, participativa y comunitaria. (PNS).
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