Siete Días en la
ONU: Una experiencia inolvidable/ en Las Memorias de Don Godo (20)
Por Luis Godofredo
Pichardo/Editor de PNS Noticias Blogspot/ Revista Nuevo Mundo/ & Revista
Ventana Católica
Comencé a escribir la columna Siete Días en la ONU, con recortes de
periódicos, y revistas, no tenía otras
fuentes. Pero estando acreditado en la prensa en Washington y en Departamento
de la policía de Nueva York, como
corresponsal extranjero, decidí visitar la sede de las Naciones Unidas y me
dirigí al departamento de prensa, es una oficina inmensa y con un movimiento
permanente extraordinario, allí se mueven centenares de periodistas acreditados
de todas las naciones miembros de la
ONU.
Este es el logo de la ONU y lo usamos en el cabezal de nuestra columna |
Ya acreditado en la ONU y reportando para diversas
publicaciones pude reforzar mi columna Siete Días en la ONU, allí hay un mundo de
informaciones increíbles, no sólo las informaciones del día, sino que hay
documentos de toda clase y cualquier periodista entusiasta puede desarrollar
una labor múltiples de su función de
reportero o corresponsal extranjero.
Esta es la sede de la ONU en Nueva York |
En la misma esquina de la calle 54 y
Broadway, abordaba el autobús que me
dejaba al frente de la entrada principal de la ONU, esa era una labor que me gustaba realizar,
acostumbraba almorzar en una de la cafetería para visitantes que estaba ubicada
en el primer nivel.
Desde la mesa donde me sentaba, contemplaba a tantas gentes diferentes, con
vestuarios elegantes y representativos
de sus diferentes países. Siempre creí
que los africanos eran mayoría en la ONU, porque había una enorme cantidad de personas
como visitantes y laborando en el organismo mundial.
Aprovechaba esas visitas a la ONU para dar un vistazo a la Embajada cubana y cuando
ya me retiraba pasaba por la
Embajada dominicana, que ambas quedan fuera del edificio
principal; y contrario a lo que ocurría en la sede diplomática cubana, donde se
sentía el calor humano, donde nos brindaban toda clase de atenciones y sobre
todo mucha información fresca, interesante y de primera mano.
En la sede diplomática dominicana todo era
hermetismo, frialdad, falta de atenciones, nunca tenían nada que informar y a
los empleados y funcionarios se les observaba muy despreocupados, pero sí
lamentándose siempre, porque el salario era bajo y porque la Cancillería dominicana
le retenía el pago por falta de fondos hasta por varios meses en ocasiones.
Solía caminar a pié por la calle 42 hasta la Tercera avenida. Allí
había una plazoleta comercial y me gustaba comprar mis corbatas en ese lugar,
pues eran de buena marca y calidad y la vendían a tres por diez dólares.
Luego de caminar un buen trecho en la misma
42 abordaba el autobús y regresaba a mi oficina después del mediodía. No he
olvidado nunca los jardines y bosques ambientales que rodean el complejo
habitacional donde funciona la sede de la ONU, allí solía sentarme frente al río que
circunda la estancia a contemplar la vista panorámica del histórico boro de
Queens. Son muchos los recuerdos inolvidables que guardo en mi memoria de esa
época dorada del periodismo en Nueva York.@
No hay comentarios:
Publicar un comentario