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Luis Godofredo Pichardo
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jueves, 27 de noviembre de 2014

La rebeldía y falta de experiencia frustró mi cargo diplomático ( 29)



En las Memorias de Don Godo (29)
Porqué rechacé una Embajada en SA en 1983 a SJB
Por Luis Godofredo Pichardo/ Educir de PNS Noticias/Revista Nuevo Mundo/ & Revista Ventana Católica/Blogspot
Terminaba de renunciar a mi cargo de encargado de publicidad exterior en la Compañía Anónima Tabacalera (CAT), cuando le envié un mensaje al presidente de la República, doctor Salvador Jorge  Blanco, informándole de mi decisión y haciéndoles saber que había cumplido con el compromiso que le había formulado,  cuando me pidió que trabajara en su administración por unos cuantos meses, hasta que me nombrara en el Servicio Exterior.
Mi amigo y protector a quien siempre le esyoy agradecido
  La historia venía  desde lejos. Yo le hice una solicitud,  al candidato presidencial del Partido Revolucionario Dominicano
 (PRD), cuando estábamos en plena campaña electoral.
  Había venido desde Nueva York donde tenía mi oficina de redacción periodística y publicidad:  Panamerican News Service
( PNS) y lo hice,  porque  en uno de sus viajes a la metrópolis neoyorquina,  el doctor Jorge Blanco, me pidió que vinieras a trabajar con él, porque me necesitaba en el staff de promoción, hizo esa misma petición a otro colega nuestro  que también residía en la ciudad de los rascacielos, al colega Humberto Olivieras.
  Ya me había integrado en Santiago al equipo de propaganda y radiodifusión y trabajaba en las cadenas radiofónicas que promocionaban al candidato del PRD, que lo era,  el doctor SJB.
En una pose como esta lucía la noche del 15 de agosto, cuando nos habló de empleos y nos invitó a su toma de posesión
  Convencido de que íbamos a ganar y de que SJB era mi candidato favorito, me reuní con él en su residencia de Santiago y le pedí que si él ganaba los comicios, yo quería que  me nombrara en Naciones Unidas, después de reflexionar un poco, me dijo, Pichardo,  y tú crees que vamos a ganar, que yo seré presidente. Sin titubeos- le respondí-, doctor, eso es un hecho, sólo tenemos que esperar al día de las votaciones, yo estoy convencido de que usted el próximo gobernante de todos los dominicanos.
  Si es así, cuenta conmigo. Te nombraré en la Delegación dominicana antes la ONU. Jamás volvimos a tocar el tema, mientras la campaña avanzaba y las encuestas lo daban como favorito. Llegó la hora cero, se celebraron las elecciones, ganamos por un amplio margen de votos y transcurrieron los tres meses entre mayo y agosto, período que se denomina de transición y tampoco se habló de nombramientos, el entusiasmo y el ajetreo en la formación del equipo gubernamental daba poca cobertura a otros asuntos.
  Llegó el día de la juramentación, una ceremonia hermosa y sencilla a la vez,  antes de partir para el Palacio Nacional, el día 15 de agosto por la noche estando en su residencia de Santiago, listo para partir, junto a su esposa doña Asela y a su equipo de seguridad, sacó unos minutos para hablar con el colega Humberto Olivieras y conmigo. Nos preguntó por separado, donde nos gustaría trabajar en su administración, Olivieras le dijo, que junto a él en la capital. Yo le respondí, que él sabía a dónde yo quería ir, a la ONU.
En este recinto presidencial fue donde rechacé el cargo de embajador
  Se dio una situación un poco incómoda, porque ningunos de los dos respondió con exactitud. Reaccionó mal humorado y nos dijo de nuevo, no me hagan perder tiempo que ustedes saben que voy a la capital.
  -Le dije- de mi parte, yo me conformo con estar a su lado suyo durante  todo el tiempo que dure  su gobierno. Nos miró de nuevo y le dijo a doña Asela,  que le buscara donde escribir una nota y luego de escribir un mensaje,  nos la entregó para que fuéramos  donde el politólogo José Cabrera, que fungía como coordinador de empleos, pero después de la ceremonia inaugural, en el Palacio Nacional, donde nos invitó para que estuviéramos junto a él en ese momento histórico.
  La ceremonia inaugural y de toma de posesión fue populista, había personas de todos los estratos sociales.
  Transcurrió el tiempo y la paciencia se agotaba. Pasaban días, semanas y hasta meses y no se producía el nombramiento que esperaba, y en uno de sus habituales viajes a Santiago me mandó a buscar y me preguntó que cómo yo estaba, muy bien, Presidente. Me- dijo con voz de mando presidencia-l: Te voy a nombrar en la Tabacalera, pero no en la administración, ahí hay un compañero que hizo grandes aportes. En qué te gustaría trabajar allí, bueno, si usted me va a mandar a esa empresa, sería en relaciones públicas o publicidad, bien, te nombro director de publicidad, yo avisaré de tu nombramiento para que pueda tomar posesión.
  Al término de tres días uno de los compañeros me avisó, prepárate que mañana vamos para la Tabacalera. Fuimos y se armó un reperpero, ya el cargo lo tenía otro, y nos hablaron muy claro, aquí no cabe nadie en publicidad. Y delante del administrador, -dije-, para que me oyeras, qué bueno, yo no quería trabajar en esta empresa, nos regresamos y cumplida una semana nadie habló del incidente.
Relato mi encuentro con Rafel Trinidad, el Cónsul en NY, y su relación de compadrazgo y amistad con el Dr. Peña Gómez, aquí aparecen juntos en la Revolución en este video histórico
  Una noche estoy tomando una cerveza en el restaurante Antillas de la calle 30 de Marzo y llegó medio agitado Pedrito Jorge, sobrino del presidente SJB, y preguntó por mí, le indicaron donde estaba sentado, y luego de saludarme me dijo, vamos que el Presidente te está esperando y le seguí, cuando llegamos a la casa de Jorge Blanco, nos saludamos y me pregunta, -como te sientes-, bien, compañero.
  Sigue sin trabajar, si, es cierto, pero me estoy desenvolviendo. Miras,  mañana te voy a mandar con uno de los muchachos a la Tabacalera, aguanta ahí unos meses hasta que resolvamos lo tuyo.
  Volvimos a la CAT, otro reperpero, para nombrarme a mí, tenían que sacar a quien yo iba a sustituir, se barajaron diversas opciones y finalmente se creó un cargo administrativo al vapor, mientras estaba en el despacho del administrador, se habló de un cargo de Publicidad Exterior, luego que pasó el molote, me informaron que iba a ocupar dos subdirecciones, -dije que no-, que una era demasiado, y me dejaron de mala gana en publicidad exterior.
  Al término de mi calvario en la CAT, cuando renuncié, se lo comuniqué a SJB y en 24 horas me mandó a llamar a su despacho presidencial.
  Invité a mi amigo y colega Humberto Olivieras,  y en el ante- despacho no me querían dejar pasar con él, y le dije al oficial que vino a buscarme, que prefería cancelar la entrevista si no dejaban pasar a Humberto, luego de consultar la plana mayor, volvieron a llamarnos y se produjo el esperado encuentro.
  Luego del riguroso saludo y después de preguntarme por mi familia, sin entrar en detalle, el presidente SJB me dijo, Pichardo, te voy a nombrar en un cargo diplomático en Suramérica, en unos de estos tres países, Argentina, Chile, o Brasil, en los dos primeros,  en una Embajada, y en el tercero, como ministro plenipotenciario. Presidente se lo agradezco su gentileza y preocupación, pero no estoy en  condiciones de  ir a esos lugares que usted señala, no cuento ni con ropa adecuada ni con recursos económicos.
  No sé que voy hacer contigo. Dime cómo  puedo ayudarte, bueno si es su deseo ayudarme,  mándeme  a Nueva York, puede ser en el Consulado, como agregado de prensa.
  Eso es lo que voy hacer, oficial, ( el edecán presidencial) que le cuidaba y recibía instrucciones del Presidente, - llámeme a Enmanuel Esquea- ( Consultor juríco de la Presidencia) que venga de inmediato, subió rápido por el tono de la llamada, y de inmediato le instruyó, Enmanuel, tu crees que podemos acomodar a Luis Pichardo en la Delegación de la ONU, Presidente, usted sabe que ahí estamos sobrepasado, pues prepara el nombramiento como encargado de prensa en el Consulado Dominicano en la ciudad de Nueva York.
  En un par de horas salió el decreto que me nombraba Ataché de prensa del Consulado dominicano en la ciudad de Nueva York.
  Nos despedimos y cuando ya me iba para Nueva York fui a saludarlo y despedirme del Presidente. Pichardo, como estás, cuándo te vas. Mañana, y todo marcha bien, -sí señor-, excepto que voy sin dinero y allí hay que gastar diariamente en el pasaje y la alimentación. No te preocupes, hablaré con Trinidad para que te saque un semanal. Gracias Sr, Presidente.
  Me fui viernes y el lunes me presenté en el Consulado a saludar a nuestro viejo amigo Rabel Trinidad (fallecido) y luego de saludarme,  me dijo, aquí no hay nada, todo lo se produce hay que invertirlos, si yo fueras tú me irías a mi   casa y vengo   a cobrar los 25. -Le respondí-,  eso debe de informárselo al Presidente, si llego a cobrarle un dólar a la Cancillería.  es porque voy a venir diariamente a ganármelo.
  Luego de un cruce de palabras amistosas me dijo, yo no sé si tu sabías que este cargo no me lo dio Salvador, aquí me nombró mi compadre José Francisco Peña Gómez, es decir, él solicitó al presidente el Consulado para mí.
  No sé lo que quieres indicarme con esa aclaración, chiquito, que aquí mando yo. Bueno, -eso me alegra saberlo-. Llama mañana al presidente y dile que tú no me quieres en el Consulado, yo voy a tratar de conversar con él para informarles sobre el recibimiento que tú me diste.
  Mira, muchacho, contigo no se pude jugar, ven sígueme, para decirte cual es tu oficina, haz lo que tu quieras, este Consulado es del pueblo. OH…gracias hermano. La experiencia fue dura,  nunca le reclamé y tampoco él a mí, me mantuve, con el dinero que enviaba la Cancillería.@
 

 

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