En las
Memorias de Don Godo (29)
Porqué
rechacé una Embajada en SA en 1983
a SJB
Por Luis Godofredo Pichardo/
Educir de PNS Noticias/Revista Nuevo Mundo/ & Revista Ventana
Católica/Blogspot
Terminaba de renunciar a mi
cargo de encargado de publicidad exterior en la Compañía Anónima
Tabacalera (CAT), cuando le envié un mensaje al presidente de la República, doctor
Salvador Jorge Blanco, informándole de
mi decisión y haciéndoles saber que había cumplido con el compromiso que le
había formulado, cuando me pidió que
trabajara en su administración por unos cuantos meses, hasta que me nombrara en
el Servicio Exterior.
Mi amigo y protector a quien siempre le esyoy agradecido |
(PRD), cuando estábamos en plena campaña
electoral.
Había venido desde Nueva York donde tenía mi
oficina de redacción periodística y publicidad:
Panamerican News Service
( PNS) y lo hice, porque
en uno de sus viajes a la metrópolis neoyorquina, el doctor Jorge Blanco, me pidió que vinieras
a trabajar con él, porque me necesitaba en el staff de promoción, hizo esa
misma petición a otro colega nuestro que
también residía en la ciudad de los rascacielos, al colega Humberto Olivieras.
Ya me había integrado en Santiago al equipo
de propaganda y radiodifusión y trabajaba en las cadenas radiofónicas que
promocionaban al candidato del PRD, que lo era, el doctor SJB.
En una pose como esta lucía la noche del 15 de agosto, cuando nos habló de empleos y nos invitó a su toma de posesión |
Si es así, cuenta conmigo. Te nombraré en la Delegación dominicana
antes la ONU. Jamás
volvimos a tocar el tema, mientras la campaña avanzaba y las encuestas lo daban
como favorito. Llegó la hora cero, se celebraron las elecciones, ganamos por un
amplio margen de votos y transcurrieron los tres meses entre mayo y agosto,
período que se denomina de transición y tampoco se habló de nombramientos, el
entusiasmo y el ajetreo en la formación del equipo gubernamental daba poca
cobertura a otros asuntos.
Llegó el día de la juramentación, una
ceremonia hermosa y sencilla a la vez, antes
de partir para el Palacio Nacional, el día 15 de agosto por la noche estando en
su residencia de Santiago, listo para partir, junto a su esposa doña Asela y a
su equipo de seguridad, sacó unos minutos para hablar con el colega Humberto
Olivieras y conmigo. Nos preguntó por separado, donde nos gustaría trabajar en
su administración, Olivieras le dijo, que junto a él en la capital. Yo le
respondí, que él sabía a dónde yo quería ir, a la ONU.
En este recinto presidencial fue donde rechacé el cargo de embajador |
-Le dije- de mi parte, yo me conformo con
estar a su lado suyo durante todo el
tiempo que dure su gobierno. Nos miró de
nuevo y le dijo a doña Asela, que le buscara
donde escribir una nota y luego de escribir un mensaje, nos la entregó para que fuéramos donde el politólogo José Cabrera, que fungía
como coordinador de empleos, pero después de la ceremonia inaugural, en el
Palacio Nacional, donde nos invitó para que estuviéramos junto a él en ese
momento histórico.
La ceremonia inaugural y de toma de posesión
fue populista, había personas de todos los estratos sociales.
Transcurrió el tiempo y la paciencia se
agotaba. Pasaban días, semanas y hasta meses y no se producía el nombramiento
que esperaba, y en uno de sus habituales viajes a Santiago me mandó a buscar y
me preguntó que cómo yo estaba, muy bien, Presidente. Me- dijo con voz de mando
presidencia-l: Te voy a nombrar en la Tabacalera, pero no en la administración, ahí hay
un compañero que hizo grandes aportes. En qué te gustaría trabajar allí, bueno,
si usted me va a mandar a esa empresa, sería en relaciones públicas o
publicidad, bien, te nombro director de publicidad, yo avisaré de tu
nombramiento para que pueda tomar posesión.
Al término de tres días uno de los compañeros
me avisó, prepárate que mañana vamos para la Tabacalera. Fuimos
y se armó un reperpero, ya el cargo lo tenía otro, y nos hablaron muy claro,
aquí no cabe nadie en publicidad. Y delante del administrador, -dije-, para que
me oyeras, qué bueno, yo no quería trabajar en esta empresa, nos regresamos y
cumplida una semana nadie habló del incidente.
Relato mi encuentro con Rafel Trinidad, el Cónsul en NY, y su relación de compadrazgo y amistad con el Dr. Peña Gómez, aquí aparecen juntos en la Revolución en este video histórico |
Sigue sin trabajar, si, es cierto, pero me
estoy desenvolviendo. Miras, mañana te
voy a mandar con uno de los muchachos a la Tabacalera, aguanta ahí
unos meses hasta que resolvamos lo tuyo.
Volvimos a la CAT, otro reperpero, para nombrarme a mí, tenían
que sacar a quien yo iba a sustituir, se barajaron diversas opciones y
finalmente se creó un cargo administrativo al vapor, mientras estaba en el
despacho del administrador, se habló de un cargo de Publicidad Exterior, luego
que pasó el molote, me informaron que iba a ocupar dos subdirecciones, -dije
que no-, que una era demasiado, y me dejaron de mala gana en publicidad
exterior.
Al término de mi calvario en la CAT, cuando renuncié, se lo
comuniqué a SJB y en 24 horas me mandó a llamar a su despacho presidencial.
Invité a mi amigo y colega Humberto
Olivieras, y en el ante- despacho no me
querían dejar pasar con él, y le dije al oficial que vino a buscarme, que
prefería cancelar la entrevista si no dejaban pasar a Humberto, luego de
consultar la plana mayor, volvieron a llamarnos y se produjo el esperado
encuentro.
Luego del riguroso saludo y después de
preguntarme por mi familia, sin entrar en detalle, el presidente SJB me dijo,
Pichardo, te voy a nombrar en un cargo diplomático en Suramérica, en unos de
estos tres países, Argentina, Chile, o Brasil, en los dos primeros, en una Embajada, y en el tercero, como
ministro plenipotenciario. Presidente se lo agradezco su gentileza y
preocupación, pero no estoy en condiciones de ir a esos lugares que usted señala, no cuento
ni con ropa adecuada ni con recursos económicos.
No sé que voy hacer contigo. Dime cómo puedo ayudarte, bueno si es su deseo
ayudarme, mándeme a Nueva York, puede ser en el Consulado, como
agregado de prensa.
Eso es lo que voy hacer, oficial, ( el edecán
presidencial) que le cuidaba y recibía instrucciones del Presidente, - llámeme
a Enmanuel Esquea- ( Consultor juríco de la Presidencia) que venga
de inmediato, subió rápido por el tono de la llamada, y de inmediato le
instruyó, Enmanuel, tu crees que podemos acomodar a Luis Pichardo en la Delegación de la ONU, Presidente, usted sabe
que ahí estamos sobrepasado, pues prepara el nombramiento como encargado de
prensa en el Consulado Dominicano en la ciudad de Nueva York.
En un par de horas salió el decreto que me
nombraba Ataché de prensa del Consulado dominicano en la ciudad de Nueva York.
Nos despedimos y cuando ya me iba para Nueva
York fui a saludarlo y despedirme del Presidente. Pichardo, como estás, cuándo
te vas. Mañana, y todo marcha bien, -sí señor-, excepto que voy sin dinero y
allí hay que gastar diariamente en el pasaje y la alimentación. No te
preocupes, hablaré con Trinidad para que te saque un semanal. Gracias Sr, Presidente.
Me fui viernes y el lunes me presenté en el
Consulado a saludar a nuestro viejo amigo Rabel Trinidad (fallecido) y luego de
saludarme, me dijo, aquí no hay nada,
todo lo se produce hay que invertirlos, si yo fueras tú me irías a mi casa y vengo
a cobrar los 25. -Le respondí-, eso debe de informárselo al Presidente, si
llego a cobrarle un dólar a la
Cancillería. es porque
voy a venir diariamente a ganármelo.
Luego de un cruce de palabras amistosas me
dijo, yo no sé si tu sabías que este cargo no me lo dio Salvador, aquí me
nombró mi compadre José Francisco Peña Gómez, es decir, él solicitó al
presidente el Consulado para mí.
No sé lo que quieres indicarme con esa
aclaración, chiquito, que aquí mando yo. Bueno, -eso me alegra saberlo-. Llama
mañana al presidente y dile que tú no me quieres en el Consulado, yo voy a
tratar de conversar con él para informarles sobre el recibimiento que tú me
diste.
Mira, muchacho, contigo no se pude jugar, ven
sígueme, para decirte cual es tu oficina, haz lo que tu quieras, este Consulado
es del pueblo. OH…gracias hermano. La experiencia fue dura, nunca le reclamé y tampoco él a mí, me
mantuve, con el dinero que enviaba la Cancillería.@
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