Sesenta años de democracia dominicana. Es un verdadero récords para una nación isleña en la cuenca de la región del Caribe. No es lo mismo ser un país subdesarrollado con una cultura ancestral y colonialista, que otro desarrollado y establecido sólidamente dentro del sistema de la democrático-representativo.
Caudillismo político a la orden del día. La República Dominicana que se independizó en 1844, después de derrotar al ejército haitiano con el cuál luchó cuerpo a cuerpo por 22 años, luego de invadir el territorio dominicano desde 1822.
La Intervención española de 1863. Esa nueva confrontación con el ejército español, esta vez, con el poderío del colonialismo español del siglo XVIII, volvió a golpear de nuevo el sueño independentista de los dominicanos, pero otra vez la valentía del dominicano de todas las clases sociales de la época no sólo enfrentó a los españoles invasores, sino que lo derrotó y tuvieron que salir raudos del territorio dominicano.
La Metralleta . Introduce esta parte histórica para orientar a nuestros lectores jóvenes que conocen poco de nuestro pasado independentista y que sólo le preocupa la historia de cada día.
Los Partidos y los políticos de nuevo cuño. Analicemos primero el rol de los partidos políticos, constituyen una prioridad organizativa de afiliación, y sin ellos dentro de la democracia viviríamos en un eterno desorden. En cuanto a los dirigentes políticos del siglo XXI, parecen constituir un “ mal necesario”, dentro de la sociedad que enfrentamos en la actualidad.
El rol de los políticos en ascenso y el de los jubilados. El trayecto de los primeros es viviir cómodamente sin tener que trabajar, porque los contribuyentes al erario público nos encargamos de facilitarles una vida suntuosa y de un nivel social de alta estatura. Es justo destacar que dentro del liderazgo político hay hombres y mujeres profesionistas, honestos y dedicados a producir gestiones de bien común, pero ese sector es reducido y no reconocido. Los que se llevan la lisonja son los vagos de profesión y parásitos por adopción.
El político a la caza de fortuna. Es el vago parasitario con aspiraciones a riquezas ilícitas y a nombradía social inmerecida. En la fauna política, como siempre hay mansos y cimarrones, pero estos últimos son la mayoría y se convierten en tránsfugas en diversas ocasiones cuando se desesperan por no haber logrado sus propósitos económicos a tiempo.
Una carga amarga para el ciudadano contribuyente. Los políticos de oficio, son improductivos en todas las sociedades, pero se las ingenian para sobrevivir, y de una forma u otra logran legislaciones que incluyen partidas presupuestarias para mantener las organizaciones entelequias, aquellas que cómo partido político, nunca alcanzan una votación de un 5%. Pero reiteramos que este sector es un mal necesario que los contribuyentes tienen que patrocinar económicamente. ( PNS).
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