La Columna del Editor/ Luis Godofredo Pichardo
La iniciativa de Vladimir Putin para anexarse a Ucrania y humillar su pueblo y ejército parece que fracasó. Cuatro semanas de combates y bombardeos con misiles de alto poder no han bastado para doblegar el pueblo de Ucrania.
Se juega una estrategia de guerra de mayor proporción desde el Kremlin, que también está en la antesala del fracaso.
Putin, un político de poca visión universal, pero un dictador despiadado, quiso jugar una partida doble, humillar a Ucrania con una fuerza militar apabullante y probar el estado de ánimo de Estados Unidos y el continente europeo, en la Organización del Tratado del Atlántico Norte ( OTAN), pero ningunos de los dos propósitos les dieron resultados.
La ONU adelanta en este día que Rusia no ganará la guerra en Ucrania y que lo mejor que puede hacer Putin es negociar un acuerdo de paz, que retorne la tranquilidad al pueblo de Ucrania y a la Federación Rusa.
Existe toda la posibilidad de que la carrera política de Putin esté llegando a su fin. Si los ucranianos lo pùeden detener de seguro que lo pasarán por las armas, y si desde Ucrania no sale una iniciativa, los rusos golpeados y adoloridos por la guerra y la pérdida de sus seres queridos podrían pasarle un juicio terminante.
Joe Biden sigue movilizando los recursos diplomáticos, está en Bruselas, y luego visitará a Polonia y Rumanía para diligenciar el apoyo militar a Ucrania y asegurarse de que la ayuda económica y militar está llegando a Kiev.
El repunte del ejército ucraniano y de la fuerza civil en todo el territorio de Ucrania es una evidencia de que hay herramientas con qué pelear y que el estado de ánimo de los combatientes está en su máxima expresión.
La ayuda fluye discretamente, pero en abundancia y los resultados están evidenciados por el repliegue de las tropas de tierra rusa y los altos niveles de bajas en el campo de batalla.
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