Con la visita del presidente estadounidense se esperaba un alivio a la crisis humanitaria que viven los boricuas, desde el paso de los huracanes Irma y María.
Pero grande fue la decepción y la frustración de los que sufren las penurias de no tener nada, no contar con nada y esperar muy poco.
Donald Trump, junto a su atractiva esposa Melania, recorrió la isla de Puerto Rico en helipcótero, vio, palpó y criticó, pero no sin antes, dejar un efusivo saludo al gobernador de la Isla, Ricardo Roselló.
Trump visitó una Iglesia y repartió algunas chucherías entre los refugiados en el lugar, visitó otros lugares devastados, pero no dio mucha esperanza de ayuda
La armada de los EU tienen un barco-hospital anclado en aguas puertorriqueñas para asistir a los afectados por el huracán María y están llegando cargamentos de ayuda solidaria, pero la eficacia de la administración federal republicana brilla por su ausencia.
El presidente estadounidense pidió ayuda al Congreso para ayudar en la reconstrucción de Puerto Rico, habrá que esperar con qué celeridad se concretiza, pero falta interés y visión humanitaria.
Notoria fue la presencia de una protesta en donde se acusaba a Trump de de xenófobo, racista y supremacista, y anti-puertorriqueño, Y es que el presidente dijo textualmente que la magnitud de la tragedia no es tan grande como la presentan, Katrina, explicó, fue más devastador, y ni hizo caso a las cifras de 34 muertes en la Isla causada por las tormentas naturales.
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