Langostas
en la Cancillería
venezolana en la Memoria
de Don Godo
Por Luis Godofredo
Pichardo/Editor de PNS Noticias Blogspot/Revistas Nuevo Mundo & Ventana
Católica
Volví a Venezuela por dos razones de peso en 1970, ya había
estado allí en el 1965-66 según he narrado en dos artículos anteriores de esta
misma serie. Fui de vacaciones a Caracas y a visitar mi hermano menor José
Pichardo, a su esposa Eva y a mis sobrinos. Me instalé en un hotel, pero mi
hermano me persuadió de que pernoctara en su casa durante mi estadía en la
bella y hermosa ciudad de Caracas.
Conocí al periodista Ángel Lesma, para ese
entonces director de Radio Tiempo, y creo que colaboraba para otras
publicaciones. Era hermano de mi cuñada
Eva, y desde que nos presentaron al parecer hubo una buena química en la relación amistosa y en la comunicación
social.
Le expliqué al colega Lesma que venía de la
ciudad de Nueva York, donde estaba
entroncado con el periodismo latinoamericano que se hacía en la gran manzana y
el auge que el mismo había alcanzado para la época,
Ángel se convirtió no sólo en mi amigo, sino
además en mi anfitrión y me presentó a unas pléyades de colegas en el edificio
de la prensa localizado en los alrededores del centro de la ciudad de Caracas,
Con los periodistas venezolanos que
interactué fueron muy receptivos y además de ofrecerme su amistad, también me ofrecieron su colaboración y apoyo
para si decidía quedarme en esa plaza. Confieso que estuve dubitativo por
algunos días y me vi tentado a quedarme trabajando en el periodismo en Caracas
en esa ocasión,
Ángel que abrió las puertas en Radio Tiempo,
tenían también a Radio Aeropuerto y desarrollaban un periodismo radiofónico muy
dinámico, activo, moderno y de mucha calidad.
En el interés de que me entusiasmara con la plaza caraqueña, Lesma me presentó
a ejecutivos de la cadena periodística
Carriles y me dieron la oportunidad de ingresar a la revista Bohemia y al
meridiano tabloide 2001.
Todo iba muy bien, hasta que se acercó el día
de Navidad, la nostalgia me embargó y decidí regresar a Nueva York, recuerdo
que en el trayecto del viaje me enteré del terremoto que destrozó a la ciudad
de Nicaragua en 1970 y de la muerte trágica del pelotero puertorriqueño Roberto
Clemente, quien había ido al país centroamericano a llevar ayuda humanitaria.
Hermosas langostas como la que aprecen een esta imagen se sirvieron en la CV |
La en la Cancillería. Previo a mi regreso a Nueva York fui invitado por Ángel a la Cancillería venezolana para asistir a una cena opípara en honor a los periodistas que cubrían esa fuente. Llegamos alrededor de las 8:p.m. y de inmediato ocupamos un asiento en una de las sillas (butacas) y comenzamos a departir con el resto de los invitados qua ya colmaban el lujoso salón imperial donde se llevó a cabo el evento.
Esta es una muestra de buenas bebidas, así degustamos en la CV |
En el menú de esta cena habían tantas
exquisiteces que no encontrábamos por donde comenzar, pero degusté caviar en
abundancia y probando de a poco a poco me satisfacía hasta llenarme.
Degustamos bebidas a nuestro antojo, al día
siguiente tomé un avión rumbo a Nueva York, llegué a mi casa antes de que
sirvieran la cena de Navidad.@
No hay comentarios:
Publicar un comentario