Por Luis
Godofredo Pichardo/Editor de PNS Noticias Blogspot/Revistas Nuevo Mundo &
Ventana Católica
Escribir colaboraciones periodísticas para
revistas no es igual que escribir para el diarismo cotidiano. Las revistas son
órganos de periodicidad, mientras que el periódico diario es cotidianidad, el
redactor de diarios tiene que ser un comunicador social actualizado y con la
capacidad suficiente para interpretar los hechos tal y como se producen.
Reproducir un hecho noticioso que acontece en
el ínterin del tiempo, digamos en el transcurso de una hora anterior a la reproducción,
un día de antelación, o un largo
período de tiempo, conlleva análisis diferentes y una visión realista y
ponderada del acontecimiento que estimula a redactar la información.
La percepción, la experiencia y la capacidad
juegan pareja en la mente del redactor. Pero ese tipo de condicionamiento tiene
que aportarlo el comunicador social, no el usuario de la noticia de referencia.
Otra cosa, si al colocar una información en las páginas de un diario no se le da
actualización, al lector-usuario cotidiano no le interesa la historia.
El mundo de las revistas es fascinante, por su variedad de temas, y por las diversas especialidades que estudian e insertan en sus páginas |
Hago la presente introducción por experiencia
propia. Cuando comencé a colaborar con revistas de distintos géneros me
encontré de frente con sus respectivos directores y o/con los jefes de
redacción, quienes me instruyeron sobre el nuevo estilo y género periodístico
al que me enfrentaba.
En el género periodístico de periodicidad se
destacan algunas motivaciones y percepciones que no son muy comunes en el
periodismo cotidiano. Cuando se escribe para revistas hay que pensar en un
público especializado, muchos lectores de revistas tienen hasta más
conocimiento que los redactores novatos y cuando escriben sus cartas la redacción, hacen caer en el ridículo al
periodista que no investigó X situación, pero publicó en su colaboración una
afirmación que era falsa o mal interpretada.
Se escribe más cómodo y tranquilo en las
revistas cuando se tiene amplia experiencia en el diarismo cotidiano, o cuando
el que escribe es un columnista veterano. El columnista con experiencia maneja
casi todos los géneros y cuenta con amplios conocimientos, porque los artículos
de opinión son exigentes y sólo pueden escribirlos y cultivarlos los
comunicadores sociales de larga data en el ejercicio de su profesión.
Colaboré en Nueva York con las revistas La Opinión, El Lápiz, Pueblo,
Bohemia, la de José de la Vega. Boston
Magazine, El Tiempo Magazine, y en Venezuela,
con el diario 2001, Bohemia y Carteles.
En República Dominicana con la Revista Mayra
y Renovación.
En la revista La Opinión, que dirigía y era
su propietario R; A. Nanita, escribí sobre diversos temas por un buen rato. En
El Lápiz, un semanario muy dinámico y moderno me sentía con mucha confianza, era su director y
propietario Enrique García (Buchuno), un periodista de ocasión, pero un
trotamundo romántico y bonachón, fue amigo-secretario de Ramfis Trujillo, y su
vida transcurrió entre la bohemia y la bonanza económica.
Buchuno era una especie de comerciante
exitoso, pero al mismo tiempo fatalista, le tocaba vivir la desgracia familiar. Estaba
casado con una elegante mujer, acostumbrada a la buena vida y se la
disfrutaban, pero de pronto, llegó la
desgracia en el hogar de los García, un hijo del matrimonio estaba sirviendo en
el ejército norteamericano en Vietnam, llegó la noticia de su muerte, el joven
de 22 años, fue traído envuelto en la bandera norteamericana.
La esposa de Buchuno no resistió la pérdida
de su hijo y después de los funerales se suicidó. A partir de esa fecha Buchuno
se entregó a la bebida y al abandono, el negocio de seguros y otros servicios
inmigratorios que administraba y que eran de su propiedad se vino abajo y como era de esperarse, también el periódico El Lápiz, fue una lástima
era un lugar de trabajo y camaradería.
La revista Pueblo, era una réplica en español
de People, era su propietario y fundador Luis González Lalondry, un cubano
luchador en todos los frentes, y líder del exilio que luchó al lado de la Brigada de Bahía de
Cochinos.
Lalondry era propietario también, del periódico semanario Vanguardia, desde que
nos conocimos me dio amplia libertad de escribir en sus publicaciones sobre la comunidad dominicana y cada semana llenaba
un espacio considerable del tabloide, el que era muy moderno y dinámico
Lalondry me encargó de la redacción
internacional de la revista Pueblo, el órgano fue muy exitoso y disfrutamos la
compañía.
En la revista Temas, publicación del español José de La Vega, allí entré a formar
parte del cuerpo de colaboradores, tanto el ducho periodista ibérico, como su
esposa Lolita, me trataron muy bien.
En las revistas Carteles y Bohemia que se
editaban en Caracas, hice mi aporte con diversas colaboraciones, al igual que
en el meridiano 2001. Estas publicaciones eran propiedad de la cadena
periodística Carriles, y llegué a ellas gracias a la gentil introducción que me hiciera el colega venezolano Ángel Lesma, quien fue mi
anfitrión en la prensa caraqueña.
En las revistas dominicanas Mayra y
Renovación, mi labor fue efímera en la primera y prolífera en la segunda. En
Mayra compartí responsabilidad con su director-fundador José Canoabo Polanco y
en la redacción de Renovación fui invitado por su director propietario, don
Julio César Martínez, para que escribiera unos reportajes especiales, entre los
que figuraron uno dedicado al crimen que cometió un rector universitario en
contra de su novia-amante, Rutz Peña Nina, recuerdo que este reportaje a fondo
me causó muchas molestias y hasta llamadas anónimas amenazantes.
Otro reportaje fue dedicado a la remodelación del Parque Independencia de
la zona Colonial, y un tercero al crimen horripilante contra el periodista
Gregorio García Castro. Un cuarto reportaje se lo dedicamos al periodista Orlando Martínez Howley asesinado
en los famosos 12 años de Balaguer. Confieso que sentí muy a gusto con Don
Julio y me trató como hijo de la
familia, antes de esa experiencia nos
habíamos conocido en Caracas. Escribí en Renovación en libertad y con
libertad.@
No hay comentarios:
Publicar un comentario