Santo Domingo, RD, (PNS)._Como si se tratara de un compromiso económico ineludible los contribuyentes dominicanos tienen que aportar anualmente una cantidad de dinero determinada para el sostenimiento económico de los partidos políticos y de sus principales dirigentes.
El Gobierno que entrega las partidas correspondientes cada año ni cuestiona la procedencia de los fondos ni explica a los contribuyentes porqué debe pagar o asumir ese compromiso, como si se tratara de un préstamo bancario.
Los tragamonedas de los contribuyentes dominicanos |
En la distribución millonaria de varios dígitos se incluye a los partidos minoritarios que también reciben su tajada. Ėstos últimos esperan con ansiedad la repartición, porque sus pseudos líderes viven de ese dinero junto a sus familiares y parientes cercanos.
Lo mismo puede acreditárseles a los dirigentes de los tres grandes partidos, que en el caso dominicano, ya no se trata de un tripartismo electoral, sino de bipartidismo, pues el Partido Reformista Social Cristiano es una institución que marcha hacia su extinción total. Sus dirigentes, afiliados y simpatizantes han sido absorbidos por el partido oficial y en menor cantidad han ingresado a otras formaciones políticas.
Lo que queda del maltrecho liderazgo reformista trata de sobrevivir, anunciando reformas, asambleas tras asambleas, pero no logran remontar, porque ese partido perdió la simpatía mayoritaria y no cuenta con una dirigencia coherente, ni creadora que le permita restablecer su vieja militancia y prestigio.
Retomando el tema de porqué los contribuyentes debemos de pagar el costo de nuestros bolsillos a los partidos y a los políticos, hay que señalar a un solo responsable, a las autoridades encargadas de distribuir el presupuesto nacional. No puede entenderse jamás que los políticos se lleven una porción considerable del presupuesto nacional, cuando carecemos de aulas para las escuelas primarias, de útiles escolares para nuestro niños, cuando tenemos una tasa de analfabetismo que sobrepasa el 20%, cuando hay maestros y profesores que ganan un salario pírrico y cuando en algunos lugares tienen que esperar meses para cobrar sus salarios de jornadas ya trabajadas.
El Estado es irresponsable y las autoridades de turno cómplices, cuando permiten una situación de tal naturaleza, como la que se plantea en la actualidad, el Gobierno central regatea aplicar un cuatro por ciento a la educación, pero alegremente aporta desde el 0.5% hasta 1.5 para satisfacer las demandas de los políticos corruptos y sinvergüenzas en su mayoría.
Lo deseable y correcto fuera que los partidos se financiaran con sus propias fuentes económicas o con donaciones que quedaran registradas para el posterior cobro de impuesto sobre la renta del Estado y que los dirigentes crearan sus propias fuentes de producción para que dejaran de ser parásitos sociales, que obligan a que los contribuyentes dominicanos les mantengan con sus aportes económicos. (Reporte de PNS).
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