La
metralleta de Don Godo
Compromiso
y solidaridad partidaria con los periodistas
Por LGP
Santiago, República Dominicana, ( PNS)._ Hay
una cultura obsoleta que se practica en los partidos polÃticos tradicionales en
la República Dominicana y América Latina y El Caribe, posiblemente en el mundo
y muy especialmente en su vieja y rancia dirigencia. Es la que
postula que los miembros de un partido tienen que aportar su tiempo, dinero y
toda clase de sacrificios en aras de que la organización salga triunfante, si
se trata de tiempos electorales, o que
se afiance ante la opinión pública si se trata de una campaña de conveniencia a
los intereses partidarios o de captación
de la atención pública ciudadana.
Como aparecen los logos de los partidos tradicionales dispersos, asà también el caudillismo en decadencia |
Eso fue lo que enseñaron los viejos caudillos
por suerte ya desaparecidos o retirados. Ellos exigÃan mucho a los dirigentes
intermedios y les obligaban a trabajar incansablemente por el crecimiento y
adecentamiento de la institución
polÃtica que dirigÃan sin recibir nada a cambio, sólo el brazo afectivo del
compañerismo a veces falso que no sirve para remediar ningunos de los males que
afectan a la masa empobrecida que enriquece la matrÃcula de los partidos
polÃticos.
Contra los
militantes y simpatizantes. El
concepto de los viejos caudillos era de que los activistas y dirigentes medios
no necesitaban nada o podÃan vivir de las migajas que les sobraba a la alta
dirigencia, pero eran éstos los que recogÃan las donaciones impositivas que alimentaban
los bolsillos de los polÃticos inescrupulosos, como los de hoy, asà ha sido siempre.
Este artÃculo viene a colación porque todavÃa
hay tartufos en el seno de esos partidos que piensan que ellos le hacen un
favor al simpatizante o militante con admitirlos como tal en la matrÃcula de
electores-votantes de sus respectivas organizaciones.
Pero la verdad es otra y totalmente
diferente, son los militantes y simpatizantes los que les dan vida a los partidos
polÃtico- electoreros y son éstos también los que realizan todos los esfuerzos
para que los denominados lÃderes o candidatos escalen sus respectivas
posiciones, tanto a cargos municipales,
legislativos como presidenciales.
El viacrucis del periodista en la polÃtica tradicional |
El
golpeteo a los periodistas. Ahora se dice que hay miles de periodistas que
se han vendido al Gobierno de turno, mañana lo dirán cuando surja otro
gobernante y otro partido, en el fondo no existe tal venta ni privilegios, existe
una compensación por el trabajo realizado por cada periodista que
cotidianamente está informando y difundiendo las actividades de los partidos y
de los polÃticos sin recibir ninguna paga por su trabajo.
Y que no se diga que el periodista no tiene
derecho a reclamar su compensación
porque trabaja en equis medio y le pagan por su trabajo, porque lo mismo podrÃa
decirse de los dirigentes polÃticos de alto nivel, no debÃan cobrar por sus
funciones de Estado, ya que viven en un ambiente de riqueza y opulencia con las
donaciones que reciben entre comillas, del dinero que aporta el contribuyente
público o privado a los partidos y a sus dirigentes, el cuál es con un
propósito definido para que sea
empleado en los gastos de la institución, pero los lÃderes o dirigentes máximos
se toman la mayor tajada, lo que les permite vivir en un ambiente de plena
comodidad y riqueza.
El propósito fundamental al escribir este
artÃculo es criticar la conducta de los caudillos y viejos zorros de la
polÃtica partidaria dominicana en
particular y en general a la continental
y caribeña que disfrutan una vida de riqueza material a costa de los
contribuyentes y se niegan a reconocer por un lado, el derecho que tiene la militancia y los
simpatizantes a disfrutar de los bienes que producen esas actividades que
encarna y representa la polÃtica
partidaria tradicional, y por el otro lado el derecho de representar a su
pueblo en cargos electivos o representativos.
Pero más aún, en el caso del periodista
profesional, mal pagado y vilipendiado por la clase polÃtica dirigencial, tiene
todo el derecho a pasar factura cuando le sirve a nivel personal a un polÃtico
de profesión, o un partido electorero que tiene como propósito escalar el poder
para administrar los bienes del Estado y muchas veces usufructuarlos en su
propio provecho, como ocurre en la actualidad con el nivel de corrupción que
existe a nivel de los gobiernos democráticos de nuestra región y el mundo. (Reporte
de PNS).
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