Batalla bipartidista por la Casa Blanca

Panorama Internacional
Batalla bipartidista por la Casa Blanca en USA
Redacción en Washington, ( PNS).- A un año de las elecciones generales de los Estados Unidos, los

partidos tradicionales Republicano y Demócrata, se enfrentan en una lucha partidaria en la que cada

organización parece tener todos sus cabos amarrados.
Los demócratas que están en el poder desde el 2008, buscan repetir una segunda administración

con el presidente Barack Obama, un estadista tradicional apegado a las normas y costumbres de la

política norteamericana, aunque su proyección de liderazgo siempre se percibió como un liberal

moderado, pero en la práctica demuestra que en materia de defensa de los intereses nacionales es un

conservador consumado.
Los demócratas presentan esa sola opción, es decir, a Obama, frente a la batería de ocho o diez

aspirantes republicanos, pero ningunos de los opositores al presidente actual ha demostrado el

liderazgo o las agallas del actual incumbente en la casa Blanca.
Los pronósticos de sondeos nacionales colocan a Obama en una buena posición de aceptación

popular, lo que le coloca en una posición de que si los comicios fueran hoy, el político afroamericano

ganaría una segunda nominación.
Del lado de los republicanos hay tres pre-candidatos prometedores, uno de La Florida, uno de

Boston, y el tercero de Texas, pero ningunos de los tres puede enfrentarse a Obama de voto a voto. A

pesar de la crisis económica y financiera que aún continúa, la confianza de los electores se mantiene

a favor del presidente demócrata para el escrutinio de noviembre del 2012.
Es cierto que Obama tiene que sortear todavía muchos obstáculos, pero las perspectivas son muy

positivas para su aspiración de segundo término. Si la actual administración pudiera aumentar el nivel

de empleos, incentivar un nuevo programa de viviendas y ayudar a liquidar las hipotecas que

mantienen a los propietarios a la deriva económica, esa sería una ayuda valiosa para su campaña.
Otro esfuerzo loable lo sería el que se pudiera trabajar a fondo con el déficit presupuestario que no

soporta más carga, pero nos preguntamos cómo hacer eso, sin que se vaya a la bancarrota.
Posiblemente, un impuesto adicional al capital acumulado por las grandes empresas

multinacionales podría ser un paliativo, pero habría que ver cómo lo recibe el capitalista

norteamericano, en una sociedad que se ufana de proclamar a los cuatro vientos el monto de las

ganancias, pero muy tímida cuando se trata de declarar pérdidas por la reacción de una depresión

económica o por un ciclo como el que atraviesa la economía estadounidense víctima de una crisis

financiera artificial ( PNS.-