Mariano Rajoy, jefe de gobierno español, bajo fuerte presión, adversarios piden moción parlamentaria para que dimita |
Debate español
multipartidario
Esta imagen es del Parlamento español y aquí se decidirá el futuro de M. Rajoy, el jueves |
La corrupción administrativa
es un fenómeno de la globalización que viene diezmando el sistema democrático
alrededor del mundo. España no es la excepción.
El populismo partidista se ha convertido en España en un gobierno aparte, que se
maneja fácilmente, sin ninguna
reglamentación constitucional, y sólo
con la vocinglería altisonante parlamentaria, o con la ayuda de los medios de
comunicación y sus protagonistas principales, los comunicadores sociales, que se mueven lentamente, pero por vías
asequibles como abejas en el panal.
Conozco muy poco del sistema
político español, aunque sigo de muy cerca los acontecimientos del diario vivir
de los españoles y su sistema político monárquico-constitucional.
Pero me atrevo adelantar que
existe una proliferación partidaria que bloquea el buen funcionamiento
parlamentario y democrático. Institucional del Estado español.
Existe en España una gama de partidos
políticos, con sus atuendos coloridos y con sus costumbres arcaicas y
una visión cultural que contrasta con los nuevos tiempos, y que bloquea el desarrollo político y económico
del pueblo español.
España tiene una superficie territorial de 505,370 kilómetros cuadrados.
47 millones de habitantes. 1952 kilómetros de fronteras y 4964 kilómetros de
costa.
Tiene un
percápita personal de algo más de 30 mil euros
anuales. España cuenta con 50 provincias y dos territorios autónomos Ceuta y
Melilla, que se ubican en territorio africano, pero a escasos kilómetros del
territorio peninsular.
Tiene además el territorio español 17 comunidades autónomas, las que posteriormente
se convierte en la división de 50 provincias.
El sistema divisorio territorial, y
la proliferación de formaciones política son las causas que han creado
situaciones anómalas, como la de Cataluña, que busca su Independencia, sin tomar en cuenta su condición de territorio
español autónomo y constitucional. A eso obedeció
la orden del presidente Mariano Rajoy de aplicar el artículo 155 que prohíbe
terminantemente dividir a España en territorios independientes.
El presidente del gobierno
español está bajo la lupa de los partidos políticos, no precisamente por el”
tranque de Cataluña”, sino, porque es el líder máximo del Partido Popular,
cuestionado por una cadena de escándalos de corrupción pública.
Jefes de bancadas
parlamentarias y líderes políticos piden su destitución. Se baraja en la actualidad
una moción parlamentaria para pedir su renuncia o su dimisión.
Lo de España es una madeja
difícil de desatar, pero no imposible. Casi todos los líderes políticos están
salpicados por la corrupción y la política española es mercado de compra y
venta de voluntades. ( PNS).Pero me atrevo adelantar que
existe una proliferación partidaria que bloquea el buen funcionamiento
parlamentario y democrático. Institucional del Estado español.
Existe en España una gama de partidos
políticos, con sus atuendos coloridos y con sus costumbres arcaicas y
una visión cultural que contrasta con los nuevos tiempos, y que bloquea el desarrollo político y económico
del pueblo español.
España tiene una superficie territorial de 505,370 kilómetros cuadrados.
47 millones de habitantes. 1952 kilómetros de fronteras y 4964 kilómetros de
costa.
Tiene un
percápita personal de algo más de 30 mil euros
anuales. España cuenta con 50 provincias y dos territorios autónomos Ceuta y
Melilla, que se ubican en territorio africano, pero a escasos kilómetros del
territorio peninsular.
Tiene además el territorio español 17 comunidades autónomas, las que posteriormente
se convierte en la división de 50 provincias.
El sistema divisorio territorial, y
la proliferación de formaciones política son las causas que han creado
situaciones anómalas, como la de Cataluña, que busca su Independencia, sin tomar en cuenta su condición de territorio
español autónomo y constitucional. A eso obedeció
la orden del presidente Mariano Rajoy de aplicar el artículo 155 que prohíbe
terminantemente dividir a España en territorios independientes.
El presidente del gobierno
español está bajo la lupa de los partidos políticos, no precisamente por el”
tranque de Cataluña”, sino, porque es el líder máximo del Partido Popular,
cuestionado por una cadena de escándalos de corrupción pública.
Jefes de bancadas
parlamentarias y líderes políticos piden su destitución. Se baraja en la actualidad
una moción parlamentaria para pedir su renuncia o su dimisión.
Lo de España es una madeja
difícil de desatar, pero no imposible. Casi todos los líderes políticos están
salpicados por la corrupción y la política española es mercado de compra y
venta de voluntades. ( PNS).
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