Las
Memorias de Don Godo (31)
Una
experiencia amarga en el Consulado dominicano de Nueva York en 1983 con el
equipo del PRD
Por Luis Godofredo
Pichardo/Editor de PNS Noticias/Revista Nuevo Mundo/ & Revista Ventana Católica.
Llegué designado como ataché de prensa al
Consulado dominicano en Nueva York, mediando el 1983. Estaba como representante
consular Rafael Trinidad, un comerciante burdo y sin cultura, pero político y
con buenos amigos, y amigo personal de José Francisco Peña Gómez, y se ufanaba
en proclamar que a él lo había nombrado en ese cargo de Cónsul general, su
amigo y compadre.
Esta imagen es la fachada del edificio donde funciona el Consulado dominicano en Nueva York, transeúntes de todo el mundo pasan por su frente en la avenida Broadway entre las calles 42 y 43 |
Continuó el diálogo cada vez más encendido y
le dije, Rafael, si no me quieres aquí llama al Presidente SJB y comunícaselo.
Fue en ese momento, cuando me informó que ese cargo no se lo había dado el presidente Salvador Jorge Blanco,
sino su compadre Peña Gómez, quien lo solicitó al presidente para él exclusivamente,
por lo que no tenía nada que agradecerles al mandatario dominicano.
Antes de que terminara el candente
recibimiento, volví a mirales de frente y le –dije- bueno, me voy a mi casa,
llama a SJB y dile de lo que hemos conversado, que tú no me quiere aquí… (Porque
no hay nada….) y sobre todo, porque no necesita a nadie encargado de prensa.
Mira chiquito…eso que conversé contigo es
jugando, yo no soy el dueño de este Consulado, y para qué voy a hablar con el
Presidente, si él te mandó, ven por aquí para mostrarte tu escritorio y el
departamento de prensa. Sin musitar palabras de nuevo, le seguí, me mostró un
viejo escritorio, un poco aislado del público, y me dijo, escribe de lo que
quieras.
Diariamente nos saludábamos cortésmente, pero
sin comunicación fluida, a medida que iba pasando el tiempo se iban acercando
los periodistas en busca de informaciones,
y la secretaria Lolín me lo enviaba a mi cubículo, cuando indagaban por
alguna información yo le informaba que no había novedad, ni nada nuevo que
comentar y se iban, pero escribían sobre el panorama que encontraban y en una
ocasión, el Cónsul se me acercó y me dijo, Pichardo, pero no fue como encargado
de prensa que tu viniste, sí, así es, y porqué tu no cumple tus funciones,
sencillamente, porque tu me dijiste que aquí no había nada que informar, y que
para qué se necesitaban periodistas.
A partir de ahora yo quiero que tú me haga el
favor de informar lo que ocurre en el Consulado, especialmente, las obras y los
aportes que hago a la comunidad, haz bueno, si así tú lo desea, cada vez que tu
quieras que salga una información, me informa los detalles y me entrega el
material a publicar y yo con mucho gusto te lo distribuyo entre los periodistas
que vienen a cubrir esta fuente.
Luego de ese encuentro se relajó un poco la
tensión y mejoró el nivel de relaciones amistosas. Que conste, que Rafael
Trinidad y yo éramos amigos de largos años y siempre cubría las informaciones
que se producían dentro de sus actividades políticas para el PRD. El era miembro
del Comité Ejecutivo y cachanchán de su compadre PG.
Lo nunca mejoró hasta que renuncié al cargo,
fue que me diera algún tipo de subsidios, el Presidente, al nombrarme, me dijo, voy a
hablar con Trinidad, para que te saque un semanal, cuando se lo comuniqué al
Cónsul dijo, que lo que se producía allí no alcanzaba para nada. En una ocasión
me recordó que en mi condición de diplomático me tocaba ir a buscar una tarjeta
para comprar con descuento y no pagar
impuestos, nunca fui a buscarla
Frustrado en el cargo sin funciones, se lo
comuniqué a SJB y como no me respondió a tiempo, abandoné el cargo y vine para
Santiago, a la semana de regresar, vino a la Gobernación y allí nos
vimos, me preguntó que si yo seguía en Nueva York, le expliqué y me dijo,
quédate aquí, yo te resuelvo, a la semana me nombró en la Gobernación cuando era
gobernador Getulio Santos Liranzo, donde
la pasé muy bien, me preguntó si yo tenía vehículo y le respondí que no, me
pidió que subieras al Palacio Nacional que me ibas a regalar un carro, yo le
dije, Presidente, prefiero que usted ordene mi exoneración que me corresponde
como ex diplomático y así se hizo.@
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