Pobreza
y primitivismo son realidad en Haití: Estampa del Masacre retrata situación de penuria
Por Luis Godofredo Pichardo
Michael Martelly en foto de archivo, no se le ha visto en la jornada de diálogo dominico-haitiano |
En esta Zona Franca que se observa al frente se desarrolló la reunión de ocho horas entre las comisiones dominico-haitianas |
Pasando frente a l histórica fortaleza de la
ciudad de Mao, o Valverde, presenciando en el
frente del fuerte militar las figuras de un combatiente criollo, sable
en mano y macuto a la cintura, seguimos rumbo
a los territorios de Santiago Rodríguez,
y Monción, y justamente en una parada que está a la entrada del
municipio serrano degustamos un rico manjar dominicano, con la rica receta
criolla del arroz, las habichuelas ( frijoles), el pollo horneado, la berenjena
frita, la batata frita, los guineitos salcochados y una exquisita cerveza
presidente.
Pero nuestra meta en el recorrido era visitar
la frontera profunda, y pasando por Santiago Rodríguez, Las Matas de Santa
Cruz, nos adentramos en los pinales serranos llegando por la tarde al
emblemático municipio de Loma de Cabrera, donde conversamos con parroquianos de todas las clases sociales que componen su
creciente población.
Con Gerardo López, y su esposa Virginia, con
Joel (alias el Campeche), y con Carmen Luisa García, hicimos el recorrido
fronterizo, que finalmente nos llevó a la ciudad de Dajabón, desde donde se
redactó el presente reportaje
Al llegar a la ciudad de Dajabon, paso
obligado para el turismo y el comercio hacia Haití, descubrimos varias
marchantas vendiendo whiky brasileño
de contrabando de la marca Challenger, a buen precio y hasta adquirimos
par de botella para probar su calidad.
Pero la otra cara de la moneda, y no nos
referimos al intercambio monetario de ambos países, lo representa la
vergonzante situación de pobreza y primitivismo que representa el cuadro de los
que habitan las riberas del río Masacre, en pleno siglo XXI, se observa un
paupérrimo estado de miseria que espanta y que conmueve al más indolentes de
los mortales.
Jóvenes de ambos sexo bañándose desnudos en
las tibias aguas tropicales del río Masacre, sin que las autoridades
fronterizas de ambos países intervengan, las mujeres lavando la ropa de sus
vástagos y esposos, secándolas sobre la arena del río, que por esta época
conserva un apreciable caudal de agua, no potable desde luego, la contaminación
se advierte desde muy lejos, por la deforestación de la ribera y por los
desperdicios que se vierten sobre el lecho del Masacre.
Pero por otro lado hay signos alentadores que
indican que algunas cosas están cambiando en el hábitat de los residentes
ribereños del Masacre, a la distancia,
desde el punto que divide la frontera dominico-haitiana, pueden
observarse algunas nuevas construcciones modernas, en los alrededores de la
ciudad de Juana Méndez, aparentan ser nuevos residenciales y construcciones
municipales realizadas por el gobierno de Haití.
Aprovechamos la visita a Dajabón, visitamos
la Aduana, pedimos permiso a los militares para ojear un poco del otro lado del
Masacre, y el cuadro de pobreza es tan impactante que nos dio una tristeza
terrible contemplar a las amas de casa
lavando su ropa en forma primitiva sobre las piedras, a los jóvenes y adultos
bañándose desnudos y los animales
alimentándose con desechos que culminan en la orilla del río, que ya no es
caudaloso como antes, sino un arroyuelo que se puede badear, como reza el viejo
aforismo: “ El Masacre se pasa a pie”. Estuvimos en la zona en la víspera del
comienzo del diálogo inmigratorio y de intercambio comercial que inició el
pasado martes con amplias expectativas y culminó con una declaratoria oficial
simultánea de ambos gobierno.
Haití, según declaró su primer ministro desea
conversar amigablemente y basado en una política de buena vecindad y reconoce
al mismo tiempo el derecho de los dominicanos a regularizar la inmigración
extranjera en territorio dominicano.
La zona de Juana Méndez, unas tierras
fértiles, pero improductivas en el pasado, parece que comienza a despegar hacia
la ruta del progreso, con una pujante zona franca industrial que instalaron los
empresarios de la ciudad de Santiago de los Caballeros, y que ha sido una
verdadera bendición económica, para la ciudad de Juana Méndez y sus habitantes.
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