No es necesario ser experto en política internacional para darse cuenta de la intenci0ón real del presidente ruso Vladimir Putin, un dictador de pie a cabeza.
El policía del mundo global tuvo madurando su plan anexionista por ocho años, que fue la fecha en que se firmó en 2014 en la ciudad de Minsk, en Bielorrusia mantener a los separatistas ucranianos aislados, en la parte este de Ucrania, que es la línea divisoria entre con la frontera del territorio ruso.
Al parecer el gobierno de Ucrania creyó en el espíritu de ese primer acuerdo, pero pronto descubrió el interés del Kremlin y llamó a un nuevo acuerdo en el 2015 con los rebeldes separatistas bajo la sombrilla de Moscú y Vladimir Putin, hombre educado en la conspiración a través de los servicios de espionaje de la KGB de la antigua Unión Soviética, y ese tiempo fue suficiente para preparar el asalto a Ucrania.
Una cosa está en esta guerra innecesaria y arbitraria, que hay un interés marcado de Rusia y su sistema de anexarse a Ucrania a cómo dé lugar. Ucrania representa el puente de la Europa occidental y del poderío militar estadounidense al territorio ruso, y esa es la espina que Putin y el Kremlin buscan quitarse de encima.
Ningún gobernante en su sano juicio se atrevería embarcarse en esta aventura que puede conducir a la humanidad a una III Guerra Mundial.
Otra situación que se aclara en esta campaña belicista es el declive del poderío del imperio norteamericano. Lo prueba esta emergencia, el discurso militar es inconguente de parte del Pentágono y sus funcionarios lucen desorientados y sin rumbo fijo.
Norteamérica no quiere embarcarse en una guerra nuclear, tampoco quiere hacerlo Europa occidental, a través de la Organización militar de la Nato o OTAN. El costo es demasiado alto y el botín de guerra es pírrico, al final de las presentes batallas de artillería Ucrania pudiera haberse convertido en territorio ruso y los socios de Ucrania seguir con un discurso insulso sobre unas sanciones que no funcionan y en una guerra fraticida, lo único que funciona es artillería contra artillería, siempre triunfa el que tiene mejor equipo, y mala suerte para el Ejército inferior. ( PNS).
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