El mundo civilizado condena la actitud del presidente ruso Vladimir Putin, por haber ordenado una invasión a Ucrania sin permitir un diálogo diplomático con el gobierno de Ucrania y con su presidente Volodímir Zelesnki.
El mundo estuvo pidiendo a Rusia y su presidente dictador autoritario conversar, consensuar y permitir que de ese conversatorio con la presencia de gobernantes neutrales saliera un acuerdo nuevo y duradero que permitiera mantener la paz en la región de la Europa del Este.
Pero Vladimir Putin fungiendo como rey del mundo, dictador a ultranza y policía universal, no escuchó a sus pares ni de Occidente, ni del Asia, o de otras partes del mundo.
Hoy el mundo amanece sumido en la calamidad y catástrofe que produce el enfrentamiento bélico entre naciones que poseen armamentos similares, aunque haya disparidad en la cantidad de soldados que puede ir al frente de guerra.
No pretendemos escribir sobre la cantidad de armamentos de estas dos naciones en guerra, porque la superioridad de la Federación Rusa supera a la de Ucrania más de 4 a uno. Es decir, mientras Rusia cuenta con 750 mil soldados activos y tres millones de reservistas, Ucrania tiene un Ejército de algo más 100 mil soldados y una reserva militar ajustada a la logística de su defensa.
El mundo occidental reacciona y aunque no hay decisiones compactas, se adelantan estrategias y sanciones ejemplarizantes, según lo comunica la Casa Blanca en Estados Unidos y el liderazgo europeo que apoya a la OTAN, instrumento de defensa bélica de la Unión Europea y sus aliados.
Lo ideal y razonable sería que este conflicto se resuelva entre las partes litigantes, sin que haya necesidad de una intervención de la OTAN, o de otros poderíos militares. ( PNS).
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