La diplomacia norteamericana es lo más parecido a un
barril de pólvora. Nunca antes los controles
diplomáticos estadounidenses habían estado en manos tan inexpertas, como en la presente administración.
Se sabe de antemano, que históricamente, los republicanos manejan la administración del
gobierno federal y la propia Casa Blanca, como si fuera un feudo de su
propiedad.
Pero lo que extraña y
sorprende en la actualidad, es que un presidente inexperto como ha demostrado ser
Donald Trump, haya conseguido tener
pleno dominio de todos los controles de las instituciones federales y
entrometerse además, con instituciones tradicionales como la prensa
norteamericana, de tradición conservadora, pero con un nivel de credibilidad
que entusiasma a sus lectores y que permite a los políticos canales de comunicación
diferentes, para sus proyectos
gubernamentales.
Sergéi Lavrov, canciller ruso, y Mike Pompeo, secretario
de Estado de EE. UU., protagonistas de unas
conversaciones en Filandia infructuosas
|
No pasa un día en que uno de
los dos altos funcionarios no sea
desmentido por la Casa Blanca, o por el propio presidente Trump.
Un vistazo
al mundo diplomático que monitorea Washington en sus relaciones internacionales.
Comencemos analizando las
relaciones de China y Rusia con Estados Unidos. El Tío Sam, el proteccionista de de la política del
garrote del siglo pasado, sigue
obstruyendo y bloqueando una buena política de vecindad, de armonía y pacificación entre las naciones
amigas y en las relaciones sociales, comerciales con Estados Unidos.
Ya se conoce en parte, del daño ocasionado a las relaciones
comerciales, de Washington contra Pekín y de China contra Estados Unidos, en su ya famosa guerra comercial.
Importante es destacar,
que todo el presente embrollo lo inició
Donald Trump, en representación de la extrema derecha conservadora
norteamericana, e inconsulta con las altas esferas del Partido Republicano.
El daño irreparable de la guerra comercial ya está
consumado, y naciones como Rusia, Europa,
México, Canadá, e Irán, sufren las
consecuencias, con el recargo de
impuestos y con sanciones comerciales.
Para muchos estadounidenses, la guerra comercial del presidente Donald Trump pronto podría llegar a su realidad.
El gobierno de Trump se dispone a aplicar aranceles de 25% a prácticamente todos los productos chinos que continúan libres de impuestos de importación, como juguetes, calzado deportivo, camisas, relojes, tostadoras de pan y cafeteras eléctricas. Estas mercancías por 300,000 millones de dólares serían adicionales a otras por 250,000 millones a las que ya se impusieron aranceles.
¿A quién afecta la guerra comercial, a los políticos o a
los consumidores? Definitivamente, que
a los consumidores.
Los iraníes que no pudiendo vender su
producción petrolera pasan hambre y vicisitudes. Los chinos y norteamericanos
que tienen que pagar el costo elevado de los productos, que ocasiona la nueva
tarifa impositiva.
Los rusos pagan el mismo
costo que los chinos y los iraníes, así como los mexicanos, por el capricho de un gobernante como Trump,
que no tiene empacho para perjudicar a todo el que se le ponga al frente.
¿La gira de Trump a Inglaterra será provechosa a los
británicos? Quizás para los planes
reeleccionistas de Donald Trump, pero a los ingleses le resulta un visitante
indeseado, y será abucheado por manifestantes inconformes con su política
proteccionista-nacionalista.
En este momento comienza a desplazarse hacia Inglaterra el presidente de los Estados
unidos, va a pasar tres días en el territorio británico, pero tendrá que
enfrentar protestas y repudio a su persona, se sabe de antemano, que él quiere dar un espaldarazo a la primera
ministra renunciante Theresa May, pero
su consuelo y solidaridad llegan tarde, la gobernante británica, tiene que abandonar el cargo en el transcurso
del presente mes de junio. (PNS).
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