Cardenal López Rodríguez truena contra EE.UU. y Francia

La Metralleta de Don Godo

LGP comenta la situación mundial

Cardenal así no se hace Patria,
no se puede servir a Dios, siendo racista

La respuesta del Cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez a la sentencia del Constitucional no puede ser más indigna o poco humanitaria, pero viniendo del purpurado dominicano, que es más político que sacerdote, tampoco debe sorprender a nadie, dice en un tono enfurecido, que en República Dominicana, no mandan ni los norteamericanos, ni los franceses, en eso tiene razón, aquí manda la cáfila poderosa de la burguesía que él representa junto a otros purpurados que también queman por lo bajo.
  Algo que personalmente no entiendo es la actitud de la Conferencia Episcopal Dominicana, en más de una ocasión en eucaristías multitudinarias la he escuchado pidiendo ayuda y solidaridad para la Iglesia Católica haitiana, pero en esta ocasión, que se trata de una injusticia y de un abuso de poder, no se pronuncia ni a favor ni en contra, tratar de quitar el derecho de vivir en su propio país a una persona es una injusticia, pero más que eso, un abuso de poder.
  Como ya se ha visto,  la cabeza visible de la Iglesia Católica dominicana no está de acuerdo con la presencia de haitianos y haitianas nacidas en la República Dominicana, y es que a decir verdad la extrema derecha dominicana nunca ha estado de acuerdo con la inmigración haitiana, y debemos reconocer, que después del clan político de la familia de Vincho Castillo, el segundo puntal de la derecha asqueante en nuestro país lo represente el cardenal LR.

Vincho: el patriarca de la derecha dominicana,
y abogado de todas
las causas que convengan a sus intereses

Después de observar el odio que tiene el Cardenal a los norteamericanos y a los haitianos, lo mismo que a los pobres dominicanos no se puede esperar solidaridad del clero dominicano para situaciones humanitarias como lo es el despojo de la ciudadanía a ciudadanos extranjeros en tránsito como ellos les llaman en el Tribunal Constitucional, en la Junta Central Electoral, y en los sectores retrógadas de la República Dominicana.
  A veces pienso, reflexiono, y saco conclusiones acerca de la posición, actitud y obediencia que el Cardenal debe observar frente al Vaticano. Y llego mucho más lejos: ¿estarás Nicolás de Jesús de acuerdo con la reforma vaticana? Personalmente, tengo mis dudas. El papa Francisco ha sido claro, elocuente y consecuente. Dice que sufre cuando tiene que presenciar el drama de la inmigración mundial cada día.
  Y lamentó, y se unió al dolor de los familiares que perdieron más de un centenar de parientes  en el naufragio, cercano a la isla italiana de Lampusa, ¿procedente de dónde?_Del continente africano, del más paupérrimo del mundo, y es que los que emigran lo hacen por necesidad, y la inmensa mayoría proceden de las economías y hábitats más empobrecidos.

A la derecha el presidente de la JCE,
doctor Rosario, artífice de la campaña racista en el país

  Me gustaría descubrir junto al resto de los dominicanos que no son dirigentes del Partido de la Liberación Dominicana ( PLD) cuál es el propósito del Estado dominicano y de los  que privan en blanco, y que no sólo llevan el negro, detrás de la oreja, sino en todo su cuerpo y más que eso,  su conciencia también es negra como una pila de carbón, pero rápidamente reflexiono, y concluyo: se trata de un negocio redondo, vociferar junto a las aves agoreras del gobierno y  de la derecha extrema, es una actividad que tiene tiene su recompensa, y que pagan muy bien los círculos políticos y corruptos de República Dominicana.
  Para finalizar esta entrega le pido a Dios que ilumine al papa Francisco para que incluya en su reforma exigirles a  los obispos, arzobispos y cardenales, y a distinguidos sacerdotes que entreguen sus fortunas materiales a la dirección de la Iglesia católica  en Roma, y que esa inmensa riqueza sea distribuida entre los más pobres del mundo, eso es una labor pastoral como la que desarrolló Jesucristo, en la época de Jesús y su primera evangelización,  se invitaba a los apóstoles y a los laicos vender sus bienes materiales y aportarlos para ser distribuidos equitativamente entre la comunidad católica de aquél tiempo.@