El comandante de la Revolución de abril de 1965, en la memoria del pueblo dominicano y el mundo democrático. Francisco Alberto Caamaño Deñó murió disparando la última ráfaga de su fusil patriótico.
Pocos dominicanos recuerdan al heroico comandante revolucionario líder indiscutible de la guerra de abril de 1965.
Parece un sueño, o un instante de revelación que un militar del coraje, valor y patriotismo, de Caamaño Deñó, cayera abatido en las montañas del del Sur de la República Dominicana, traicionado por sus amigos y admiradores y por los revolucionarios de la época, que fueron cobardes, o muy cuidadoso al no respaldar con sus armas y pertrechos al hombre que entregó su vida por la libertad, por la independencia y soberanía de su Patria amada.
La dictadura de Joaquín Balaguer, persiguió al comandante revolucionario hasta el mismo instante de su muerte.
Los generales de Balaguer acribillaron a balazos al comandante Caamaño, y lo hicieron con alevosía, sin respeto a la condición humana, pero es que ahí estaba la pandilla criminal que encabezaba, Nívar Seijas, y los generales de San Isidro, cobarde, como lo fueron, nos repugna tener que recordarlo.
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