¿Reforma policial dominicana o una nueva Institución de confiabilidad ciudadana?
La Policía Nacional de República Dominicana fundada el 2 dse marzo de 1936 en plena era de Trujillo, es una institución desgastada y obsoleta, que no tiene ningún tipo de confiabilidad
ciudadana y por los hechos delictuosos que se producen reiteradamente en su
interior, aparece en el escenario de la opinión pública
como un organismo cómplice de la delincuencia y un nido de delincuentes, con funciones de guardianes del orden público.
Las características del ente policial dominicano son de raíces dictatoriales y de un nefasto pensamiento trujillista, que aún permanece, en el subconsciente de la institución, más de medio siglo después del magnicidio del presidente Rafael Leónidas Trujillo Molina.
La democracia dominicana ha funcionado desde 1961 con sus
virtudes y sus defectos, pero la Policía Nacional como entidad de seguridad
ciudadana, no ha logrado conquistar la
confianza del pueblo y menos la credibilidad de sus deberes y funciones
públicas.
Los comandantes en jefes de la PN han sido en su mayoría
recalcitrantes generales del trujillato, que nunca han
gozado de popularidad y confianza en la ciudadanía dominicana.
Sus récords criminales y delincuenciales lo descalifican
para que obtengan el apoyo de la
ciudadanía, la oficialidad, junto a los generales, siempre han estado al servicio de los ricos,
los políticos, militares y traficantes
de toda la ralea.
El gobierno que encabeza el presidente Luis Abinader,
incentiva una reforma policial estructural, pero ese esfuerzo se quedaría corto,
ante el lodazal que envuelve a la PN
como institución del orden público.
Lo correcto y razonable sería eliminar la Policía
Nacional, como institución del orden público en la República Dominicana, y
crear cuerpos policiales municipales, que se encarguen de resolver los problemas de
seguridad y orden público, en los
municipios y las provincias del territorio nacional.
Una reforma a la actual institución policial dominicana, sería un premio inmerecido para ex generales
trujillistas, o oficiales de la nueva
ola que no tienen experiencia ni credibilidad, los comandantes policiales en más de 50 años han demostrado una incapacidad
asombrosa, para establecer el orden público
y controlar la delincuencia, que por cierto, tiene en la actualidad su principal, base de
operaciones en los cuarteles de PN, no hay un hecho impactante de narcotráfico, latrocinio o
prevaricación, en que no hayan miembros
de la PN como protagonistas o coprotagonistas, el último aconteció en Boca
Chica, la noche del pasado sábado, un supuesto cabo de la PN mató de cuatro
disparos a la arquitecta Leslie Rosario, de 35 años, por un supuesto choque a
su motocicleta cuando transitaba por la zona turística. (PNS).
Rechacemos la reforma policial en vilo y aboguemos por
cuerpos policiales municipales con jóvenes bachilleres, y profesionales con un historial de honestidad
y relaciones humanas, ya comprobados. Hacer una reforma policial es echarle
leña al fuego de la delincuencia.
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