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lunes, 6 de agosto de 2012

Triste final de un naufragio marítimo en República Dominicana



 Los tres pescadores dominicanos que desafiaron el Mar Caribe en la bahía de Montecristi..pero lo pagaron con  la muerte
Reportaje de Diario Digital PNS Noticias/LGP
Familiares, amigos y relacionados de Deivis Peralta en novenario de su partida.
  Hoy domingo fue el último novenario de Deivis Peralta, el joven santiagués que perdió la vida en un torbellino marítimo,  cercano a la Bahía de Montecristi, el pescador aficionado contaba con 38 años de edad, con un futuro comercial promisorio, y deja en la orfandad a cinco hijos y devastadas a las  madres de sus vástagos.
  Los náufragos de Santiago y Montecristi, salieron de pesca  sábado por la noche, cuando el mar estaba enfurecido por un mal tiempo, pero salieron sin permiso de las autoridades portuarias, y el único testigo viviente  asegura que el motor de la lancha estaba defectuoso, pero que el capitán Palomino, dijo que no era nada importante y que por eso se embarcaron en la oscuridad de la noche, pero que ya en mar afuera los embastes del fuerte viento y los altos oleajes, comenzaron a zarandear la embarcación y se cayó todo lo que estaba adherido a la embarcación. Se amarraron, pero el impacto de las olas y el viento lo lanzaron al agua, donde tiburones grandes  y pequeños le rodeaban  
 Negligencia y dejadez. Se ha informado que las precariedades de las autoridades marítimas en Montecristi son tan amplias que no ‘pueden ofrecer auxilio a ningún navegante en peligro. También se comenta que la falta de dinero y disposición familiar impidió que se encontrara a los náufragos con vida.
Al fondo al lado de un altar con una foto de Daivis aparece su hermano Joan, como quien dice todavía te sigo cuidando
  Parientes de   Peralta lamentan su deceso y están convencidos de que si había habido interés de parte de Joan,  hermano de Deivis,  que contaba con recursos económicos   a lo mejor se había evitado su muerte extemporánea. Los pormenores de la tragedia lo narró desde su lecho clínico Andrés Marte, amigo de Deivis y de  quien se hizo acompañar en la travesía de la muerte.
El sobreviviente Andrés Marte, es quien se ha encargado de narrar paso a paso  la tragedia desde la cama del hospital donde se recupera de  quemaduras del sol y  el agua salada.
  Mártires Palomino, era el capitán de la frágil embarcación que zozobró, los que les conocieron testimonian que era un veterano de la pesca y un tigre de mar. Pero esta vez no tuvo suerte, el mar se lo tragó. No aparece por ninguna parte, y los expertos en rescate dudan que después de 15 días de su naufragio, éste aparezca con vida, y como decía una vieja parlanchina en los rezos de nueve días de Deivis, a ese se lo tragó el mar…se lo comieron los tiburones.
La mujer vestida de blanco, oriunda de Sabana Iglesia, no paraba de lamentar la muerte de Daivis y repetía los testimonios de Andres Marte en las últimas horas de vida de los náufragos, murió de sed, pero los tiburones no se lo comieron, aunque los chiquitos sí picaban y picaban.
  Otra mujer,  que comentaba la tragedia y la suerte de su sobrina (mujer de Deivis), comentaba detalladamente la existencia de las relaciones de pareja entre su sobrina y el desdichado difunto, pero como quien se confiesa conforme con el presente dijo- Ya  Andrés Marte (el sobreviviente), dijo todo lo que vio, los tiburones grandes no le hacían caso a los náufragos en el agua, pero los chiquitos sí, esos picaban, picaban y volvían a picar.
  La historia de los tres náufragos que zozobraron en Montecristi y aparecieron dos de ellos en Cabo Haitiano, termina con el novenario de Deivis, con las historias noveladas de Andrés, y con el recuerdo del capitán Mártires Palomino, a quien el mar devoró . Estuvimos presente en la ceremonia de despedida de los nueve días, la (Vela…), como llaman los parientes del muerto a ese novenario,  en los barrios marginados de nuestra sociedad, muchas personas compungidas, muchos comentarios al margen y muchos cuchicheos familiar.
  Por lo bajo se discutía la posibilidad de que un hermano del fallecido, quien fungió en vida de Deivis como su administrador, se apoderara de todos sus bienes. Los investigadores fortuitos, que los hay en todos los barrios y en todas las sociedades, comentaban que Deivis dejó una pequeña fortuna, pero que su hermano Joan, quien es el administrador, asegura que el extinto estaba quebrado, y que lo poco  le queda le pertenece a él, como socio.
  Algunos de los familiares del extinto, afirman que Joan fue negligente, que no quiso aportar dinero en el momento en que se creía que su hermano continuaba con vida, alegó que tenía un pariente de la familia en una clínica en Santiago o lo iban a internar y por eso no podía seguir en Montecristi, junto a los desesperados, familiares,  amigos,  y relacionados de Deivis,  que estaban dispuestos a lanzar  una intensa  búsqueda final en la superficie marina y en el fondo del mar.
  Aunque nadie de la familia ha enfrentado al administrador de los bienes de Daivis, el día del novenario final, lo contemplamos junto a un altar improvisado que exhibía una foto del occiso y como si estuviera cuidando los bienes del difunto  en el mundo real,  no se movía de un asiento,  junto a un niño que jugueteaba a su alrededor.
  Observamos en el entorno donde se celebró la ceremonia final, a una joven mujer, de quien se nos dijo que era la mujer del occiso, y madre de su última hija, compungida, preocupada, trataba de ayudar en la acomodación de los que estaban llegando puntualmente, antes de la doce del mediodía del domingo, para que no se fuera a pasar la hora del moro, que por cierto lo brindaron en abundancia.
  Vimos a algunos parroquianos que salían con dos y tres envases plásticos repletos de alimentos. Nuestra historia termina aquí y dejamos constancia de  que no conversamos con familiares o parientes de los náufragos, sino que recogimos del ambiente, los comentarios que estamos publicando, y que parte de ellos ya son del dominio público.@

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