Una tarde de playa, el Día de los padres en el Castillo de Villa Isabela, junto a un grupo de amigos |
Presencia
de franceses y crecimiento turístico transforman vida de El Castillo en
Luperón-Puerto Plata
Reporte de Diario Digital
PNS Noticias/Escrito por LGP
El Castillo, Villa Isabela, Puerto Plata, (PNS Noticias)._El
turista que visita esta rica comunidad ganadera, se enamora a primera vista de
su entorno paradisíaco, de sus gentes, de sus costumbres y de la producción agrícola y lechera de la zona.
Se considera a los municipios de La Isabela,
Luperón, Imbert, Altamira, y Puerto Plata, como la cuna de la producción de
productos lácteos, como es el queso, los embutidos, la mantequilla, y todos los derivados
de la leche vacuna.
Una francesa que trabaja en el Bar Colón, en la playa de el Castillo, conversa con Bocho López, que preguntaba por el servicio que se ofrece en el establecimiento |
Municipio de Villa Isabela. Produce los mejores quesos de esa zona costera, son famosos por su
calidad y variedad. Sosúa, fue la
capital norteña de los embutidos y proaductos lácteos, que por años abastecieron
el mercado nacional, hoy con el avance del tiempo y la tecnología se multiplica
la competencia.
El Municipios de Imbert es rico en ganadería
y tierras fértiles, de Luperon, puede afirmarse que constituye una parte importante
del granero nacional, el maíz, la producción lechera y la ganadería son los
rubros que le identifican y que son símbolos de la riqueza nacional agrícola.
Altamira, con un inmenso territorio produce de todo.
Sus principales rubros son el cacao, la agricultura,
el café, y sus gentes emprendedoras.
La Historia de Villa Isabela. La bahía del Castillo, donde reposan las
reliquias históricas de la colonización, es territorio del municipio de Villa
Isabela, y es la ensenada donde se
bañaron el descubridor Cristóbal Colón, sus hombres y mujeres que vinieron a
descubrir nuestra isla la Hispaniola o Española, y es el lugar exacto de la primera ciudad organizada
en 1492, inmediatamente después del desembarco de las carabelas colombinas.
Resort en Luperón, Puerto Plata |
En el Castillo, está ubicado el único museo
colombino que los españoles nutrieron con su trabajo, y la presencia en ese hábitat en la isla de Quisqueya, como llamaban a
nuestra tierra los indígenas nativos,
allí reposan los restos y
despojos de los españoles que murieron en la conquista, en esa primera zona
urbana que está en los terrenos que ocupaba la ciudadela el cuadro intacto de lo que fue la residencia
del descubridor y reliquias históricas desparramadas por toda esa pequeña
geografía que al visitarlas nos llenan de nostalgias y melancolías.
Colonia
francesa en la bahía del Castillo. Decenas de ciudadanos franceses se han venido
instalando en los alrededores de la bahía del Castillo y actualmente pueden
observarse charles y mansiones residenciales a 500 y mil metros de las aguas del mar del atlántico caribeño, se puede observar
el desplazamiento de los miembros de la Colonia gala que invierte sus capitales
en la zona.
Nos impresionó la presencia de un restaurante típico donde se expenden alimentos y bebidas con precios asequibles a un
consumidor promedio. Unos emparedados bien presentados con higiene y bien
servido. El nombre del establecimiento fue dedicado al gran almirante Cristóbal Colón.
Se expenden en el establecimiento diversas bebidas alcohólicas, especialmente cerveza criolla y
extranjera y un exquisito helado que hace placentero el
paladar de los consumidores.
Los franceses que son conocidos en el mundo, por su regia disciplina y por ser
conservadores para la inversión, en el caso de la bahía de el Castillo tienen confianza porque descubrieron
un paraíso tropical, que de seguro le servirá de su última estancia, es difícil
que un extranjero, cuando se acomoda en una isla tropical como la dominicana,
privilegiada por el clima y la naturaleza vuelvan de regreso a su lar nativo.
PNS Noticias obtuvo informaciones creíbles sobre una fuerte
inversión francesa en la zona, se nos dijo que los franceses residentes
invierten en adquisición de terrenos ganadero, y que sea apto para la agricultura y el desarrollo turístico.
Recomendamos a los dominicanos con capital de
trabajo invertir en esa zona en vías de
desarrollo acelerado, a fabricar sus
casas de veraneo en esa inmensa y hermosa pradera de la costa atlática, adquirir tierras productivas para el desarrollo
agro-industrial y ensamblar una
industria pesquera para el consumo doméstico y foráneo.
Todavía se nota alguna decadencia en la inversión
turística local en el balneario de el Castillo, y cuando los turistas visitan
la playa los fines de semanas no encuentran donde comer con calidad, higiene y
confianza.
El gobierno municipal, el provincial o el
gobierno central tienen que hacer una fuerte inversión pública y dotar a ese
balneario de servicios públicos como son: sanitarios, facilidades de agua dulce potable, para limpiar la sal del cuerpo que deja el
chapuzón en las aguas cristalinas de la hermosa bahía de el Castillo, y dotar además, de unos tablones de madera alrededor
de la playa para que los bañistas se limpien el cuerpo de la arena que queda
acumulada después del baño marino.
La higiene es vital para el desarrollo de
este puerto-balneario, la calidad de la comida, cuando aparece en la playa no reúne las condiciones
sanitarias suficientes como para confiar en su consumo.
Las autoridades tienen que hacer lo mismo que
hizo el gobierno municipal de la ciudad de Puerto Plata, instalar cubículos
para el expendio de comida, bebida, refrescos, y toda clase de artículos
comestibles, de igual manera instalar los sanitarios públicos y que se cobre
una cuota módica por su uso, para que se
cree un fondo para darle mantenimiento y
pagar el personal de limpieza y vigilancia, y sobre todo debe haber un servicio
de seguridad tanto para los bañistas como para el resto de usuarios.
El problema principal del balneario del
Castillo es la falta de higiene y vigilancia para los alimentos que allí se
expenden y consumen. Hay una matrona dominicana que vende pescado frito, y otros productos
comestibles, pero desde lejos se observa la falta de higiene en su cuerpo y en
su vestimenta, pero ella ni tiene la culpa ni lo advierte, porque esa es su costumbre y forma
cultural de vivir su vida, pero las autoridades sanitarias sí tienen la obligación de poner controles de calidad y
vigilancia para el consumo. Exigir a los
que expenden comida y bebida todas las reglas que establece el código sanitario
dominicano. @
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