¿Realmente es el periodismo
un mal necesario dentro de la sociedad?
No quisiera compartir esa
tesis por controversial y realista al mismo tiempo. Pero tiene mucho de real y
vergonzante para los que ejercemos el periodismo por vocación.
Un colega muy cercano a este
columnista me sorprendió diciéndome, Luis, lo que ocurre es que todavía tú no
te das cuenta de que el periodismo como profesión en un mal necesario dentro de
actual sociedad globalizada.
Luego, el colega me ofrece
un escenario difícil de digerir, para los diversos niveles en que se ejerce el
periodismo actual.
Dentro del periodismo
profesional, hay diversos estilos
periodísticos, pero se utilizan muy poco en la actualidad, y ahora se exhibe un
periodismo estrafalario, en muchos casos
aborrecibles, ese periodismo de última generación que se plasma en las redes
sociales, con tanto descaro, con tantas faltas ortográficas y gramaticales, y
sobre todo un periodismo de chismorreo y de pésima calidad.
Todavía me cuesta trabajo
entender, interpretar y aceptar, un periodismo que trata de formar opinión
pública con unas cuantas palabras en un texto tipo telegrama. Pongo en duda que
ese tipo de periodismo tenga futuro y que se le pueda llamar comunicadores
sociales, a quiénes lo ejercen.
Este estilo libre de
periodismo de escaso texto no puede profundizar, convencer, o formar opinión
pública creíble, pero debemos entender, que estamos en la era de la informática, y que
al periodismo tradicional no le queda mucho tiempo de presencia impresa. Y
mucho menos que pueda ser rentable.
Esta es la realidad que enfrentan las empresas
periodísticas que todavía mantienen publicaciones impresas, es una alerta al periodista
profesional, con capacidad de criterios, con formación editorial y con un
sólido dominio de nuestro idioma castellano.
Pero aún en la clase
periodística profesional y tradicional hay cambios conductuales profundos, y
encontramos en comunicadores reconocidos
y profesionales, como venden o
distorsionan sus opiniones e investigaciones a favor de una causa que le
produzca compensación económica, fácil y
rápida.
Ahí están las famosas
bocinas políticas que venden su trabajo al mejor postor, sin importarles un
bledo, las consecuencias nefastas que arrastran contra su credibilidad profesional, como comunicadores sociales, y
muchas veces en perjuicio directo de su honradez personal, y la del
entorno familiar.
Con l razón, dice el colega HO, que el periodismo es un mal
necesario en la moderna sociedad del siglo veintiuno, lo fue antes, pero no tan
descaradamente como ahora.
Hay que tomar en cuenta por
último, que existe una desigualdad,
económica, social y cultural enorme, éntrelos
periodistas profesionales y académicos y
los reporteros formado al fragor de múltiples necesidades y en muchos casos empíricos.
Por necesidad.
El periodismo político que
surge del activismo de los diversos partidos y el patriarquismo de los Estados,
especialmente de los gobiernos de turno.
Termina en una verdadera retranca para poder
ejercer y practicar, un periodismo de calidad y forjador de una opinión pública
sana y con credibilidad. Pública.
La corrupción periodística también, surte sus efectos negativos, en países como el nuestro en pleno desarrollo, cómo equiparar la posición económica de un periodista que reciba un salario o soborno millonario, a uno que tenga que contentarse con un salario de unos míseros 400 o 500 dólares al mes, y es mucho si lo comparamos con reporteros que ganan entre 10 y 15 mil peos. (PNS).
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