Hermosa ocasión en que escribo este artículo, un día
después del día de Navidad.
Lo dedico a la familia universal, a la unidad y
convivencia de cada familia y cada sociedad.
Nuestro Santo Padre, el papa Francisco, nos pide a los
católicos abrir una ventana al corazón de los demás seres humanos.
Especialmente a las familias unidas en matrimonio, a las cuales les pide amarse más y acercarse más, abogar por una convivencia pacífica, sin violencia, respetar la institución de la familia. Y en forma especial, las parejas en matrimonio casadas, por nuestra Iglesia, y también por las que viven en unión libre en la actualidad, pero que de la misma manera que los primeros, son y somos hijos
amado por Dios.
Es necesario reflexionar profundamente, sobre la epidemia de los feminicidios, en
todas, o casi todas las naciones del mundo. El machismo del hombre y la
liberación de la mujer emprendedora, chocan como un tren repleto de pasajeros., en
defensa del derecho mutuo.
La convivencia en familia tiene muchos frentes abiertos
en el primer tercio del siglo actual. Las mujeres liberadas sustituyen
rápidamente en posiciones claves de
trabajo y mando a los hombres en la presente sociedad globalizada.
A la inversa, el machismo del hombre, parece involucionar y no avanza en convivencia
familiar, en la educación de los hijos, y sobre todo, en el
buen trato recíproco que necesitan las parejas y resto del componente
familiar.
La mujer necesita sentirse amada, importantizada con el
desempeño de su rol familiar, pero el hombre machista no la toma en cuenta. Esa
realidad es visible en mayoría de las familias, la mujer, no sólo necesita sentirse amada y reconocida por
el hombre, con quien forma pareja, sino
también, por los hijos, los nietos y
demás miembros del entorno familiar.
La Iglesia católica declara el año 2022 como el Año de la
Familia, y adelanta, que trabajará
tesoneramente para ayudar en la recomposición y reconciliación de cada familia,
pero el trabajo principal, tiene que
asumirlos cada pareja, y los hijos de cada hogar-
Entristece el espíritu, observar como las familias de hoy se sientan
en la mesa, y ni siquiera se miran, los
hijos chateando en las redes sociales, repletas de obscenidades e
irrespeto y los esposos, discutiendo e
insultándose por cualquier tontería. En la familia de hoy nadie se preocupa por bendecir a Dios por los
alimentos de cada día, o por el raudal
de bendiciones que deja caer sobre sus hogares.
Los siguientes doce meses del 2022 ojalá que nos sirvan
de enseñanza y que podamos asumir, la
responsabilidad a la que estamos obligados como cabeza de familia.
Finalmente, vamos descubriendo poco a poco, un mejor comportamientos en familias que no han podido casarse por la Iglesia, o que están impedidos por algún motivo, pienso como comunicador social, que el papa Francisco pudiera emitir un decreto, permitiendo, que las parejas que viven en unión libre, y que hayan demostrado buen comportamiento y sobre todo amor y consideración mutua en pareja, puedan recibir los sacramentos y la comunión que tanta falta nos hace a cada unos de los hijos de Dios. ( PNS).
No hay comentarios:
Publicar un comentario