Los efectos de la pandemia universal causada por el Coronaviris, ( Convid-19) comenzaron a sentirse en la República Dominicana, desde principios de año, pero no fue hasta cinco o seis semanas después, cuando se estableció el aislamiento y un toque de queda a partir de las 5p.m hasta la 6.am de cada día.
El Gobierno central comenzó a tomar medidas de restricción y sanitarias a través del Ministerio de Salud Pública, las cuáles han dado resultados mediáticos, pero no resolutorios, como esperaba la ciudadanía.
Entre las medidas acertadas pueden señalarse, el aislamiento dentro del hogar, las mascarillas para cubrirse la boca y la nariz. así como guantes desechables, bañarse las manos y desinfectar ropa, zapatos y cualquier otro objeto que se toque a nivel exterior.
El distanciamiento en espacios públicos y el cierre de bancos, comercios y oficinas, así como aglomeración de grupos grandes de personas, han dado sus b uenos resultados, a pesar de que todavía, no se logra la curva descendente de contagios y muertes.
Pero las directrices del Estado han fallado en la distribución de alimentos de calidad y en abundancia, además. de que hay hacer filas kilométricas para recibir una porción alimenticia que solo alcanza para alimentar a una familia pequeña por 12 0 24 horas.
Lo mismo ocurre con la ayuda a los trabajadores suspendidos, si consiguen el 50% de lo pautado del lado de los empresarios, no lo consiguen de manos del sector oficial. Lo mismo ocurre con el sector informal, ese no tienen empleos fijos, porque vive del chiripeo, en el día a día y si no trabaja no come.
Los ancianos y embejecientes sufren doblemente las carencias, pues si no reciben ayuda de sus familiares, que están en cuarentena, y tampoco de las autoridades, pues no les queda otro camino que no sea claudicar y entregarse a la asistencia de Dios.
Pero el problema dominicano es doblemente complicado, porque solo nos lidiamos con la pandemia del coronavirus, sino que también, hay una lucha soterrada por el poder. La democracia dominicana es estable y duradera, más de medio siglo sin interrupción, pero la lucha partidaria lo daña y contagia todo.
Estos son los tres aspirantes a la Presidencia de la RD
el 5 de julio, pero el del centro, Gonzalo Castillo
, trata de acorralar a Leonel Fernández y a
Luis Abinadel con una campaña publicitaria soterrada
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