Panorama Internacional
Por Luis Godofredo Pichardo/
Editor del Servicio Panamericano de Noticias
Auge del turismo electoral
en América Latina. Reflexionando sobre los comicios electorales
del 15 de mayo en la República Dominicana y observando la cantidad de
extranjeros que vinieron a monitorear el proceso eleccionario, llego a la
conclusión, que el trabajo de los observadores es un disparate.
Roberto Rosario saludando al ex presidente colombiano Andres Pastrana, presidente de la comisión de observadores de la OEA, en su estadía conquistó muchos dominicanos, porque es un personaje afable |
Sr. ¿Qué quejas tiene usted contra el oficialismo
u otro adversario? La respuesta sería muy parecida a: Yo pienso que se derrocha
mucho dinero del Estado, a favor del
partido oficialista y su candidato. El interlocutor volvería a preguntar: Y qué ¿cree
usted que podemos hacer nosotros? Ustedes, absolutamente nada, disfrutar de la invitación a todo costo en el
hotel de lujo donde se hospedan y gastar
lo más que puedan, en alimentos, bebidas
y francachelas, y no se olviden que las dominicanas son muy buenas...trepadoras..
Ernesto Samper, ex presidente sudamericano y secretario general de Unasur, vino con su séquito, vio, disfrutó e hizo un poco de turismo electoral, recorriendo algunas zonas importantes de la República Dominicana |
Mire, la gente que vino con nosotros a comer,
perdón a observar, es gente seria, Incluso hay ex mandatarios y altos
funcionarios de gobiernos amigos del continente, de Europa y los Estados Unidos,
que lo que busca son soluciones, perdón,
quise decir, resoluciones de la JCE y
del Tribunal Superior Electoral.
Es cierto, me atrevo afirmar que esa es la intención,
pero resulta, que los informes
posteriores al proceso electoral que preparan los observadores, aquí lo echamos al olvido, o al zafacón,
porque alguna información, recomendación o crítica que perjudique el estatus
quo del gobierno de turno o de los ricos del grupo privilegiado, a ese tipo de
cosas ( informes)…no se le hace caso y preferimos despotricarnos por los medios
de comunicación, los insultos recíprocos entre la cáfila política son un
privilegio del sistema.
Mejor conozcan las bellezas naturales de la
Española. Yo le
recomiendo, que soy un humilde –columnista-escribidor,
que no desaprovechen la oportunidad y recorran nuestras playas y montañas que
son bellísimas y un tesoro de la reserva tropical del Caribe hispanoparlante.
En vez de ustedes colgarse una identificación
de Unasur, que está bien desacreditada, o de la OEA que hiede a pantano, de la
UE que está en la mira de los ingleses y
escoceses, o de los orientales que se están matando unos contra otros, pónganse
en sintonía con los guías turísticos dominicanos y salgan a recorrer la Isla.
Como quiera que sea, el dinero que se va a
gastar en ustedes sin hacer, aportar nada, ni solucionar nada, nos lo van a
sacar a nosotros del bolsillos a (los contribuyentes de la costillas), antes de
estos comicios éramos esclavos fiscales, pero con la nueva reforma que nos
reserva el presidente reeleccionista, no convertiremos en prisioneros a cadena perpetua del sistema económico del
Estado dominicano.
Sin retaliación les
ofrecemos nuestra hospitalidad y amistad incondicional. Estoy seguro, como ciudadano dominicano y del mundo, que
aquí le vamos a tratar bien, tenemos buenos hoteles-resorts, playas maravillosas,
mujeres encantadoras, y financiamiento económico por el tiempo que se extienda su misión observadita.
Por último. nos excusamos por el gruñón de Roberto Rosario,
presidente de la JCE, parece que en
algún momento de su vida soñó con pertenecer a la monarquía europea y cayó de
soplete en la oligarquía tropical, con
mucho dinero, poder y mucho sol: y se cree que es el rey “ Momo”, es por eso,
nada más y nada menos, que compró con
sus respectivas comisiones del %...los
aparatitos electrónicos y los escáneres averiados, para que las cosas les salieran bien al color
lila que él aprecia tanto.
Pero tampoco hay que echarles la culpa a trucutú de Roberto
Rosario, porque es un baboso bonachón, que no pasa de ser un bravucón desorientado.
Ustedes, los observadores, que no observaron nada, porque había poca cosa que
observar, sigan disfrutando de su estadía majestuosa en la soleada capital
dominicana y si llegan a Punta Cana, allá donde el sol es más caliente, no
dejen de pedir sus yaniqueques, cuando crucen frente a San Pedro de Macorís y
llévense su botellita de ron Macorís para que afinquen cuando vayan en el vuelo
de regreso.@
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