Capítulo No. 4
El
Diario de un escribidor
Me dieron un golpe bajo en
mi propio Proyecto Periodísco. Por allá en la década
de los setenta fundé una compañía editora denominada Nuevo Mundo C.X.A., en la
ciudad de Nueva York, pero con perspectivas de que se desarrollara en mi ciudad
natal de Santiago de los Caballeros.
Dólar a dólar se fue consolidando un modesto
capital con pequeños inversionistas dominicanos radicados en Nueva York, pero
mi error fue querer instalar una industria periodística con el dinerito de
obreros que apenas ganaban un salario para sobrevivir. Así la iniciativa
caminaba poco y el tiempo avanzaba.
Por mi parte, había fundado
la revista Nuevo Mundo de la que se habían publicado diversas ediciones, pero
mis recursos eran limitados, y el costo de producción y edición eran relativamente
elevados para la época en que la publicación vio la luz pública.
Decidí trasladar el proyecto hacia la
República Dominicana y comencé a buscar nuevos socios en Santiago, me encontré
con un reducido grupo de inversionistas de poca capacidad económica, altaneros,
exigentes y tradicionalistas que secuestraron el proyecto de la publicación de la revista
Nuevo Mundo, y acordaron en mi ausencia que la Editora Nuevo Mundo funcionara
como una imprenta de “remiendos”. Y echar el proyecto de la revista en el
olvido, de paso, sacarme de circulación
de mi propia iniciativa.
El secuestro del proyecto fue posible, porque
el grupo de Santiago se convirtió en mayoritario, ya que aportó algún tipo de
maquinarias como capital de trabajo y eso le permitió alcanzar mayoría en el
paquete accionario.
Se reunieron en secreto, hicieron una
votación de Logia, y como no confiaban en que la revista se convirtiera en una
publicación exitosa y suplidora de capital y tampoco en confiaban en el
director, seleccionaron a un colega para que dirigiera la empresa que yo había
fundado. Me enteré de la trama, porque tenía un amigo confiable y solidario que
me informó lo ocurrido y de la traición del amigo mutuo, que
pretendía suplantarme, pero no permití
que me arrebataran un patrimonio que tantos sacrificios me había costado, dejé
que el proyecto zozobrara y me fui a la capital a publicar la revista Nuevo
Mundo.
Han pasado los años, Nuevo Mundo
se desintegró como proyecto periodístico impreso, la mayoría del grupo
inversor santiagués, murió o está en la senectud, pero no le di a mi amigo suplente ni a los
conspiradores inversionistas, la
satisfacción del reclamo, pero él y ellos saben que es una tarea o deuda pendiente con
un amigo que nunca le ha negado la solidaridad o el aprecio a ese grupo de amigos
Contrario a lo que pensaba ese grupo de personas
de visión reducida o ceguera sin límite, hoy después de varias décadas la
revista Nuevo Mundo sigue viva y coleando, en las redes sociales. En el portal
Revista Nuevo Mundo.Blospot, con más dinamismo, más calidad profesional, más
material de lectura, y mayor proyección social, nuestro contenido informativo recorre
el mundo por los cuatro puntos cardinales.
Nuestro agradecimiento a los que boicotearon
el Proyecto impreso, porque esa actitud nos hizo desarrollar una paciencia extraordinaria y
sembró la semilla de la fe, a ese episodio, se debe la existencia actual de Nuevo Mundo
Digital, la revista del glamur, la fama y de los grandes reportajes periodísticos de diversos
géneros. @
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