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martes, 24 de abril de 2012

Pregoneros improvisados invaden la radio y TV


Campaña Electoral RD 2012 se torna sucia y borracosa
  Santo Domingo/Santiago, (PNS)._A medio siglo de distancia de los primeros comicios  electorales dominicanos celebrado en democracia y por la democracia,  justamente un 20 de diciembre, pero de  1962, se celebró en República Dominicana, unos comicios  que estaban llenos de dificultades, pero esencialmente democráticos, en los que los partidos políticos participantes tuvieron que vencer toda clase de obstáculos y finalmente lograron una participación electoral masiva.
  Como en el resto de los eventos electorales que hemos tenido en esos 51 años transcurridos, participaron diversos partidos    dos  mayoritarios y el resto pequeños, pero sólo dos con opción al poder, la Unión Cívica Nacional (UCN),  y el Partido Revolucionario Dominicano (PRD). El bloque de partidos sin opción al poder optó como es costumbre,  por inclinarse a uno de los dos partidos que alcanzarían el poder en las urnas ese histórico mes de diciembre.
  Aunque el país caribeño y antillano avanza en materia económica y educativa, no es mucho lo que evolucionó en materia de política partidista, se mantiene el mismo modelo que hace 51 años, excepto en que la Junta Central Electoral
Campaña transcurre en medio de acusación de dolo y latrocinio
(JCE) ha madurado un  poco más y que  es más confiable que en aquella época, y en que los partidos pequeños hoy son más débiles y menos atractivos al electorado.
  El sistema  bipartidario  es el que predomina en todo el planeta, y la tercera opción como fuerza política tiende a su desaparición. El mundo de hoy no tiene espacio para jugar a los partidos políticos que no reúnan condiciones para alcanzar el poder o que no tengan vocación hacia el mantenimiento de la bipolaridad.
  En cualquier punto del mundo globalizado existen dos partidos políticos que siempre se disputan el poder, uno republicano o nacionalista, el otro demócrata, o independiente,  que trazan la política al ciudadano elector, y que se reparten el poder junto a las instituciones armadas o de defensa a la soberanía nacional.
  La propaganda política partidaria. Parece que éste es un mal necesario dentro del espectro político nacional, y que será un medio que se seguirá utilizando en la sociedad moderna del siglo XXI, hasta que aparezca un nuevo modelo, menos dañino que el que ponen en práctica los estrategas de las distintas campañas políticas que se realizan alrededor del mundo.
  Entendemos que la propaganda política en sí no daña reputaciones ni enloda conductas ciudadanas, cuando se emplea para los fines que se ha creado, para la promoción proselitista de los candidatos políticos que aspiran alcanzar el poder. Pero los promotores tienen que tomar en cuenta, que el derecho que tienen ellos de promover su candidato o publicitar su cliente, también lo tienen sus adversarios, y si el derecho es válido para uno, tiene que serlo también para el otro.
  Y es ahí donde se ha desviado la ciencia de la propaganda política o la promoción de los valores humanos que se cobijan en la condición de cada candidato, de cada cliente del sector publicitario, cuando se trata de destruir al adversario,  para ensalzar al aspirante que se busca promocionar.
Un candidato sin cola...pero un gobierno corrupto y corruptor
  Campaña sucia y borracosa. El escenario político dominicano que acoge el debate del 2012 para promocionar a los aspirantes presidenciales con miras a las elecciones presidenciales del 20 de mayo, es un ambiente deprimente, desolador y asqueante.
Deprimente, porque los aspirantes con opción al poder, tienen muy poco que ofrecer, ya han estado en ocasiones anteriores al frente de la administración pública y sus gestiones dejaron insatisfechas a la población electoral que lo llevó al poder.  y hoy repiten el mismo programa de Gobierno y el mismo discurso desgastado y obsoleto.
  Desolador es el panorama y estridente el escenario, solo se escuchan diatribas y acusaciones recíprocas de corrupción, criminalidad y dolo administrativo. Asqueante, porque se utilizan todos los medios disponibles  para denigrar al adversario y se ventilan todo tipo de escándalos, tanto de latrocinio público, como de abuso de poder.
  Parece que el control de los que dirigen la campaña política y aspiran   a la Presidencia de la República, se le ha esfumado, y tanto un bando como el otro,  buscan ofenderse, desafiarse y amenazarse mutuamente, hasta que uno de los contendientes desaparezca del escenario.
  Pero los principales candidatos con opción al poder, el Lic, Danilo Medina, por el partido oficial PLD, y el agrónomo Hipólito Mejía, por el PRD, cuentan con agresivos equipos de campaña que en su búsqueda de prosélitos, no reparan en dañar la reputación de los contendientes.
  El candidato del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), Hipólito Mejía, cuenta con la experiencia de haber gobernado el país en el cuatrienio 2000-2004, y aunque su Gobierno no fue lo que se esperaba que fuera, aventaja a Danilo Medina, que no cuenta con experiencia de gobernabilidad y arrastra  el lastre en que se ha constituido  el Gobierno de Leonel Fernández, signado por la corrupción y el latrocinio público.
La mayoría de los que tienen programas de radio y TV son agentes subsidiados
  Programeros enrarecen el espectro político dominicano. Que lástima que en República Dominicana no haya una comisión de radiofonía y espectáculos públicos respetable y disciplinaria. Si tal organismo existiera y funcionara no se presenciaría un espectáculo de tan mal gusto, como el que tenemos que escuchar, ver y soportar los dominicanos cada día.
  Hablamos de los parlanchines que tienen espacios radiofónicos o televisivos y que defienden la causa partidaria de su candidato, por solidaridad, adhesión, o por paga. La mayoría no es profesional del  micrófono, es decir, no es locutor de profesión, no es periodista, tampoco relacionista público.
  Pero como se estila decir en el argot político dominicano es un “enganchao”, al perifoneo, o lo que equivale a decir que es un improvisado en el arte de hablar.
  Es una presencia casi epidémica la de los “programeros”,  que  defienden su causa o sus espacios como guerreros novatos que tienen que ir a la guerra, utilizando el idioma como pueden y saben hacerlo, sus expresiones u oraciones están viciadas por incorrecciones gramaticales o de   fallas ortográficas, de puntuación y  de concepciones gramaticales correctas, pero nadie se mete con este ejército de perifoneadotes improvisados que manchan cada vez más la memoria de Don Quijote de la Mancha, o de cualesquier otro experimentado lingüístico.
  Los candidatos celebran sus ocurrencias,  porque son adeptos a la causa partidaria y por el hecho de que lo que la ley no prohíbe o castiga, no está contra la ley. La Comisión Nacional de Radiofonía y Espectáculos Públicos es un adefesio que dejó  de funcionar hace mucho tiempo y a la que los perifoneadotes de nuevo cuño irrespetan y hacen caso omiso. ( PNS)@

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