La
intervención militar o diplomática: ¿Cuál de las dos conviene en Venezuela para
recuperar la democracia?
Sin
retorcer el pensamiento libérrimo de América Latina y el mundo, la mejor opción
es el diálogo consensuado entre las partes en conflicto.
Venezuela
de una nación pacífica, próspera y democrática encuentra al siglo 21 sumida en
una dictadura personalizada, que es
liderada a su vez por políticos ineptos, que buscan perpetuarse en el poder.
El chavismo
bolivariano es una especie de populismo con una mezcla de pensamientos que van desde
la pobreza extrema en los suburbios arrabalizados de Venezuela, hasta los
cuarteles militares, de donde surgió la
iniciativa de Hugo Chávez Frías, un militar con formación castrense, que vio
como la democracia partidaria en su país, acabó con la prosperidad de los venezolanos,
amparándose en un poder ilimitado y una corrupción avasallante.
Chávez,
estuvo claro en cuanto a la tragedia que
le sobrevendría a Venezuela por el colapso de los partidos políticos
tradicionales, pero era comandante militar, y entendía poco o nada de la vida
civil y su comportamiento político-social.
Hugo Chávez,
lanzó una iniciativa nueva, asumiendo el
poder a través de un golpe de estado militar, y creó un movimiento político que
denominó …socialismo bolivariano, encarnado en el pensamiento del prócer de la libertad de la América del
Sur, el general Simón Bolívar. La intención de Chávez era positiva y de buena
fe, pero estaba fuera de tiempo.
Las
épicas batallas del general Bolívar se dieron en el siglo XVIII y tenían una
base sólida para cultivar un terreno que estaba virgen, era la época del
independentismo republicano continental.
Pero en
el caso de Hugo Chávez, éste buscaba la recomposición de una sociedad
corrompida y adocenada por los políticos venezolanos del siglo veinte, que
obligaron a que su democracia zozobrara.
Chávez
fracasó de plano en su iniciativa, y solo por sus estrategias militares que
conocía a perfección, se mantuvo por más
de una década en el poder, pero desgraciadamente dejó una herencia negativa y
maldita para la sociedad venezolana.
Al
designar a Nicolás Maduro Moro, como su sucesor, se equivocó de nuevo, y la crisis política y humanitaria no se hizo
esperar. Los venezolanos de hoy tienen escasez de alimentos, medicinas, y viviendas, no tienen fuentes de empleos y
alrededor de cuatro millones de venezolanos han tenido que emigrar y solicitar
asilo en el exterior.
La
dictadura de Maduro niega, que exista
esa crisis, pero está más que comprobada y es una tragedia de la humanidad.
Aparece
una luz al final de túnel, y ella llega el 23 de enero del 2019, cuando el presidente de la Asamblea Nacional
Venezolana, Juan Guaidó, un hombre joven con luces propias, y de 35 años de edad, se proclama presidente-encargado de Venezuela
y pide apoyo internacional para restaurar la democracia en su país.
Donald
Trump, presidente de Estados Unidos, es
el primero en reconocerle, luego el Grupo de Lima, la OEA, Israel, y
posteriormente la Unión Europea, ahora toca esperar, que la diplomacia mundial y continental puedan
realizar su trabajo, de no intervención militar en Venezuela, pero sí, de un
diálogo diplomático efectivo, que
restaure el orden y normalice la vida de los venezolanos, para que se produzca un rápido regreso de los
exiliados involuntariamente, a su lar
nativo (PNS-LGP).
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