PNS es un portal de noticias global plural, no neutral. Servimos al periodismo universal

Somos una entidad periodística universal a través de las redes sociales de la Internet. Servimos un periodismo plural, no neutral, desde enero de 1970, cuando fundamos el Servicio Panamericano de Noticias ( Panamerican News Service), y mantuvimos un equilibrio en la distribución de las noticias impresas, hasta que llegó la era de la informática y lo transformó todo en materia de información periodística.
Gracias a las herramientas que nos ofrece el periodismo virtual y digital, hoy podemos llegar a todos los rincones del mundo.
Aprovechamos la ocasión para saludar y agradecer a nuestros lectores que han depositado su confianza en nuestra iniciativa periodística global.

Con agradecimiento:
Luis Godofredo Pichardo
Fundador y director ejecutivo

martes, 3 de julio de 2018

La Columna de Luis Godofredo Pichardo



Habría que ser puertorriqueño de nacimiento y haber crecido en la incertidumbre de si somos o no somos al compás del canto del Coquí, para concientizarse y entender que es mejor para los boricuas, si anexionarse al Tío San o seguir como estado Libre Asociado.
 La anexión sería una fórmula de entendimiento para la clase política pro-Estados Unidos, pero nunca para los militantes independentistas.
Pero  es un desafuero y una gran frustración para el colectivo independentista boricua que lucha desde hace 120 años por ver  a la Isla del Encanto libre e independiente de toda potencia extranjera.
Senado de Puerto Rico aprobó una  moción en reclamo de la anexión  a Estados Unidos y convertirse en el  estado 51
Habría que ser puertorriqueño de nacimiento y haber crecido en la incertidumbre de si somos o no somos al compás del canto del Coquí, para concientizarse y entender que es mejor para los boricuas, si anexionarse al Tío San o seguir como estado Libre Asociado.
Hon. Ricardo Rosselló Nevares.jpg
Ricardo Roselló, gobernador
 de PR y abanderado de la anexión
 La anexión sería una fórmula de entendimiento para la clase política pro-Estados Unidos, pero nunca para los militantes independentistas.
Pero  es un desafuero y una gran frustración para el colectivo independentista boricua que lucha desde hace 120 años por ver  a la Isla del Encanto libre e independiente de toda potencia extranjera.
Los puertorriqueños son aliados políticos de los estadounidenses desde 1898, cuando el gran imperio del norte se anexó la territoriedad del archipiélago isleño, justo  cuando terminaban de masacrar a Cuba en una guerra que no era de la pertenecía de Washington, sino de España, pero en un acuerdo de “aposento” entre el Imperio español y el norteamericano se anexaron a Cuba también.
Esa actitud norteamericana no es sorprendente ni en los finales del siglo XVIII, pero tampoco lo sería,  en el siglo XXI.
El mundo  contemporáneo presencia la actitud de un gobierno ultraconservador norteamericano, administrado por un magnate de negocios sin experiencia política, pero sustentado en un proteccionismo brutal y apoyado por la ultra derecha  conservadora norteamericana.
Los anexionistas puertorriqueños no sólo tienen derecho a pedir la anexión y que se le declare el Estado 51 de la Unión americana, además de ese derecho que lo tienen ganado de sobra, es una deuda pendiente de Washington,  con los nativos de Puerto Rico.
Esta petición  anexionista debió haberse concretizado  en el transcurso del siglo pasado, pero la resistencia que muestran las fuerzas conservadoras estadounidenses, han impedido su realización.
Esta moción senatorial pidiendo públicamente la anexión a Estados Unidos revive el debate político isleño, porque el colectivo independentista no se quedaría de brazos cruzados, a pesar de que el liderazgo de esa formación, sabe por experiencia propia, que su lucha es un imposible, al menos por el momento.
La actitud senatorial en Washington es  la de mantener a Puerto Rico, como la cenicienta del Caribe, porque no ocurre con Puerto Rico lo mismo con las Islas Vírgenes que son posesión de estados Unidos y que están a poca distancia del territorio boricua.
Las Cámaras alta y baja guardan silencio, como lo hicieron en el transcurso del siglo pasado. Al no responder a la petición mantienen en vilo a la clase política gobernante y vivo el debate independentista.
Mapa militar de la isla de Puerto Rico en 1721
La actitud de los políticos anexionistas de Puerto Rico no es otra, que cobrarles los sinsabores que los norteamericanos le ha hecho pasar. El puertorriqueño está consciente de que en territorio estadounidense se le trata como ciudadano de segunda o tercera clase, y que en muchos lugares son vistos con ojeriza,
 Pero esta es una buena oportunidad para que la clase política con asiento  en Washington tome una decisión sabia y valiente, devolviendo a los puertorriqueños tantos derechos conculcados.
Habrá que esperar la reacción del Senado en Washington y también la de los independentistas que tanto han cascareado su lucha desde el seno de las Naciones Unidas, que tantas resoluciones aprobó a favor de la Independencia, pero que ninguna surtió efecto.
La situación política, económica y social del pueblo puertorriqueño, es de extrema gravedad. Una crisis económica con más diez años de existencia. Una deuda pública impagable, y una relación política con Estados Unidos que aparenta haber caído en el olvido. ( PNS).Los puertorriqueños son aliados políticos de los estadounidenses desde 1898, cuando el gran imperio del norte se anexó la territoriedad del archipiélago isleño, justo  cuando terminaban de masacrar a Cuba en una guerra que no era de la pertenecía de Washington, sino de España, pero en un acuerdo de “aposento” entre el Imperio español y el norteamericano se anexaron a Cuba también.
Esa actitud norteamericana no es sorprendente ni en los finales del siglo XVIII, pero tampoco lo sería,  en el siglo XXI.
El mundo  contemporáneo presencia la actitud de un gobierno ultraconservador norteamericano, administrado por un magnate de negocios sin experiencia política, pero sustentado en un proteccionismo brutal y apoyado por la ultra derecha  conservadora norteamericana.
Los anexionistas puertorriqueños no sólo tienen derecho a pedir la anexión y que se le declare el Estado 51 de la Unión americana, además de ese derecho que lo tienen ganado de sobra, es una deuda pendiente de Washington,  con los nativos de Puerto Rico.
Esta petición  anexionista debió haberse concretizado  en el transcurso del siglo pasado, pero la resistencia que muestran las fuerzas conservadoras estadounidenses, han impedido su realización.
Mapa catográfico de la Isla del Encanto
Esta moción senatorial pidiendo públicamente la anexión a Estados Unidos revive el debate político isleño, porque el colectivo independentista no se quedaría de brazos cruzados, a pesar de que el liderazgo de esa formación, sabe por experiencia propia, que su lucha es un imposible, al menos por el momento.
La actitud senatorial en Washington es  la de mantener a Puerto Rico, como la cenicienta del Caribe, porque no ocurre con Puerto Rico lo mismo con las Islas Vírgenes que son posesión de estados Unidos y que están a poca distancia del territorio boricua.
Las Cámaras alta y baja guardan silencio, como lo hicieron en el transcurso del siglo pasado. Al no responder a la petición mantienen en vilo a la clase política gobernante y vivo el debate independentista.
La actitud de los políticos anexionistas de Puerto Rico no es otra, que cobrarles los sinsabores que los norteamericanos le ha hecho pasar. El puertorriqueño está consciente de que en territorio estadounidense se le trata como ciudadano de segunda o tercera clase, y que en muchos lugares son vistos con ojeriza,
 Pero esta es una buena oportunidad para que la clase política con asiento  en Washington tome una decisión sabia y valiente, devolviendo a los puertorriqueños tantos derechos conculcados.
Habrá que esperar la reacción del Senado en Washington y también la de los independentistas que tanto han cascareado su lucha desde el seno de las Naciones Unidas, que tantas resoluciones aprobó a favor de la Independencia, pero que ninguna surtió efecto.
La situación política, económica y social del pueblo puertorriqueño, es de extrema gravedad. Una crisis económica con más diez años de existencia. Una deuda pública impagable, y una relación política con Estados Unidos que aparenta haber caído en el olvido. ( PNS).

No hay comentarios:

Publicar un comentario