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Luis Godofredo Pichardo
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miércoles, 1 de febrero de 2017

La Columna de Luis Godofredo Pichardo/ Las relaciones internacionales de Estados Unidos en la era de Donald Trump… un fiasco del siglo XXI




Las relaciones internacionales  de Estados Unidos en la era de Donald Trump… un fiasco del siglo XXI
No soy ducho en relaciones internacionales y menos aún en materia de
DT, pone histérica al mundo globalizado
diplomacia internacional, pero siempre procuro mantener me al día en ambas direcciones, porque en definitiva,  estas actividades rigen el comportamiento de la sociedad universal  y sirven al mismo tiempo para estrechar lazos de amistad entre las naciones y para lograr una efectiva cooperación económica, política y cultural.
Desde que el nuevo presidente de Norteamérica comenzó a descollar en la política, como  columnista  percibí,  que era un desconocedor de la ciencia política y que no dominaba en absoluto las relaciones humanas, aunque debo reconocer que es un manipulador de las relaciones públicas y de los medios de comunicación.
Donald Trump, como candidato republicano,  se cansó de insultar, menospreciar y amenazar a los medios de comunicación y a los periodistas en general.  Lo sigue haciendo desde la presidencia, ahora en la representación de su secretario de prensa Sean Spicer, quien en más de una ocasión ha sugerido a los medios informativos que se calle la boca.
Sean Spicer el nuevo zar de la prensa de la Casa Blanca
 Creía que era una táctica perversa de un candidato que se confiaba demasiado en sí mismo, pero los hechos demuestran que será una constante a lo largo y ancho de  su administración.
Ahora el secretario  de prensa de la Casa Blanca recomienda a los medios de comunicación que se callen la boca,  como si se tratara de un mandato dictatorial, al que los medios tuviesen que resignarse, pero no es así, ni Donald Trump, presidente de los Estados Unidos, ni Sean Spicer, están por encima de la constitución estadounidense, el primero fue elegido para gobernar cuatro años y el segundo es un simple empleado adulón, que al parecer aborrece a los medios de comunicación.
 El mensaje de Trump en campaña y ahora de Spicer como jefe de prensa  va dirigido a coartar  la libertad de prensa, a manipular  a los periodistas que procesan la información de la Casa Blanca y del presidente Trump, y a censurar a los periódicos y medios televisivos, así como los n radiofónicos  que procesan  la  información que diariamente se difunden por los Estados Unidos y el mundo.
Josh Earniest es el vocero de prensa de Trump
 Esa censura comenzó haciendo sus efectos,  ya fue el despido  un guionista que titeó a Trump  en forma burlesca,  que pertenecía a una cadena televisiva.
Josh Earnest, es asesor de prensa de la administración  Trump, es otro de los periodistas ultraconservadores que siguen la misma corriente de Spicer y buscan afanosamente censurar a los periodistas y ridiculizar a los medios más importantes de la nación americana.
El periodismo es denominado el cuarto poder. Y  en el caso específico de los lectores, y editores estadounidenses es una tradición que se respeta en todos los gobiernos y en todas las época/ No conozco el historial periodístico de Sean Spicer, ni el de Josh Earnier, pero debo creer que son periodistas con formación profesional y lo son, los primeros que deben entender son ellos que el ejercicio del periodismo no puede confundirse ni ligarse con la politiquería, y que su deber como periodistas es difundir la verdad y nada más que la verdad.
El hecho de que  un melagomaníatico .haya escalado la presidencia de Estados Unidos no significa que todo debe cambiar a su voluntad, para eso existe la Constitución norteamericana que habla muy claro acerca de deberes y derechos de sus gobernantes.
 La presencia de Trump en la Casa Blanca enturbia las relaciones internacionales de EU con el mundo.
Adelanto,  que si Trump no cambia de rumbo y vuelve a encausar a Estados Unidos por el camino de la democracia plena y se decide a seguir por el encierro proteccionista  que plantea con su ‘nueva era’ su gestión será un fracaso total.
Europa preocupada. El principal socio  occidental de Norteamérica está reaccionando  incómodo a la política proteccionista  de Donald Trump y plantea  que la política proteccionista que propone Trump es  insostenible en el mundo globalizado de hoy.
Incluso algunos líderes europeos van mucho más lejos cuando plantean,  que si Trump continúa en esa línea aislará a los Estados Unidos, pero el resto del mundo seguirá globalizado y con una economía neo-liberal.
El presidente francés Francois Hollande está impulsando iniciativas europeas para enfrentar la amenaza del proteccionismo estadounidense. Trump  en sus diatribas insultó recientemente a la canciller alemana Ángela Merker y lo mismo ha hecho con Taiwán, con Corea del Norte, con China y con Japón, el único país que aparenta estar blindado en la política errática de Trump es Rusia, desde su campaña recién concluida.  Y ahora, ya ejerciendo la presidencia,  dice que quiere mejorar las relaciones con ese país.
Trump  no esconde su admiración por Vladimir Putin, y  aunque persiste la denuncia a nivel internacional de que Moscú hackeó las cuentas de los demócratas en la pasada campaña electoral,   para ayudar a Trump a que superara a Hilary Clinton en las pasadas elecciones, ni Putin ni Trump han puesto interés en desmentir la investigación que realizó la inteligencia de los Estados Unidos.
América Latina no está en la agenda de Trump. Y parece que quedará aislada de la nueva administración republicana.
Desde hace décadas, gobierno tras gobierno de Estados Unidos ignoran a la América Latina, como un socio estratégico, y aunque es  el vecino más cercano,  no le importa un pepino lo que ocurra en el Hemisferio Occidental, aunque sí  saben que es el continente de la esperanza y que es su primer granero sustituto,  luego de que en sus tierras de Norteamérica comiencen a escasear los víveres, las frutas, los vegetales, los cítricos y otros renglones que produce el agro latinoamericano a granel.
Todavía es temprano, pero hasta la fecha Donald Trump no habló de América Latina, el Caribe, o el resto de los países subdesarrollados. Por esta razón y otras por llegar, los latinoamericanos deben de prepararse para intercambios comerciales con el mundo entero, desterrar cualquier intención proteccionista de la economía  y seguir trillando el camino de la globalización, aunque reconocemos que hay muchas cosas por corregir.
El Medio Oriente en la mirilla de la acción bélica y del yugo imperial
Aunque hay países del oriente próximo y lejano que piensan que la llegada de Trump puede serles beneficiosa, están equivocados. Trump no es político, es negociante, y todo lo canaliza a través de su óptica comercial. Israel, que tiene una política ultra conservadora,  puede ser que se beneficie de algunas de las medidas que tome la Casa Blanca, pero el resto de los países árabes y musulmanes tendrán que cargar con un fardo pesado.
Siria, aunque termine su guerra fratricida no puede esperar concepciones de Washington en una administración presidida por Donald Trump. Lo mismo ocurre con Irán, con Palestina, con Turquía, con los Emiratos Árabes, en una zona explosiva como la del Medio Oriente, pienso que las cosas empeorarán.
China en la mirilla de Washington por su rápida expansión y por su política de invadir y poblar militarmente los mares que Estados Unidos piensa que son internacionales.
Si el presidente Trump logra su objetivo de impedir  las entradas libres al territorio de Estados Unidos, construir un muro fronterizo una longitud  de tres mil kilómetros entre México y su territorio, el gran beneficiario sería la economía china,  en expansión en América Latina y el resto del mundo.
México no se doblega y rechaza pagar un muro que  no  sería  de su propiedad ni tampoco lo desea.
Los expertos económicos hablan de una inversión que oscila entre los 12 y 15 mil millones de dólares, el flamante presidente de Estados Unidos se propone hacerlo pagar a los contribuyentes mexicanos. Ya Trump firmó la orden de construcción, la primera reacción del gobierno mexicano fue la de  cancelar una reunión entre Enrique Peña Nieto y el presidente estadounidense Donald Trump.
La reacción de los mexicanos es unánime tanto dentro de su territorio, como fuera de él, un rechazo total y  un ambiente de adversidad a la nueva administración de los Estados Unidos, que ha dicho que cobraría el costo del muro anti-inmigrante colocando un 20% a las exportaciones mexicanas. @

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