La Pluma de
Godofredo
Por Luis Godofredo Pichardo/ Editor del Servicio
Panamericano de Noticias
Un panorama sombrío enfrenta el mundo en conflicto
Un análisis serio y reflexivo nos conduce a
percibir una sociedad humana cada vez más conflictiva y difícil de manejar,
pero sobre todo violenta y armada hasta sus más ínfimas estructuras. Las
grandes potencias se preocupan más por el armamento de guerra que por los
planes de desarrollo a largo y corto plazo.
Bahaar al Assad, presidente de Siria camina junto a la delegación rusa que dirige la guerra |
Irán como
potencia nuclear no oculta sus instalaciones ni su poderío militar, y logró un ventajoso
acuerdo con Estados Unidos y otras potencias occidentales, en que no sólo logró
sus objetivos militares, sino también que Estados Unidos le pagara una
cuantiosa suma de dinero por acceder a unos lineamientos occidentales que en
nada perjudican la política militarista de Irán.
Barack Obama encabezó las conversaciones sobre tema nuclear con Irán y finalmente Occidente firmó un acuerdo de no proliferación, pero pagó una suma exhorbitante de dinero, según expertos internacionales en el tema |
El caso de Siria, Irak, Irán Turquía, Palestina, e Israel retrata de
cuerpo entero el interés de cada potencia extranjera en el dominio de la
región. Rusia, interviniendo y dirigiendo al presidente de Siria, en la
estrategia de guerra contra los adversarios de Assad, y jugando al gato y al
ratón con la milicia islámica, como por ejemplo, con el denominado gobierno
islámico (EI) y con la milicia yahadista que se adueñaron del territorio iraquí
en un porcentaje de dominación inaceptable.
Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Alemania,
Italia, hablan de una alianza o coalición estratégica, pero hasta el tiempo en
que escribo esta columna no se han visto
resultados con los que puedan convencer al mundo de que están luchando para
eliminar el peligro de una conflagración mundial.
Rusia, al menos con sus bombarderos de largo y
corto alcance ha propinado duros golpes a los rebeldes que adversan al
presidente sirio, aunque no han demostrado mucho interés en eliminar de una vez
y por todas al Estado Islámico o a la
milicia yihadista.
El conflicto en el Medio Oriente, la expansión rusa
en la zona, la guerra en Afganistán y la ambivalencia de la política exterior
norteamericana y europea es uno de los temas que los electores estadounidenses
querían que se debatieran antes del 8 de noviembre, pero ya no es posible,
porque culminó el19 de octubre el último y tercer debate entre los aspirantes a
la presidencia norteamericana.
La campaña electoral estadounidense está dejando un
sabor agri-dulce hasta alcanzar la cifra record de que el 72% de los norteamericanos
rechaza el discurso insulso y de
diatribas en que los candidatos han
hecho su enfoque sobre los graves problemas que afectan a la Unión Americana y
al resto del mundo.
En la práctica, ninguno de los dos aspirantes presidenciales presentó un programa de gobierno convencional,
y en el caso del magnate Donald J. Trump, éste mostró ser un
neófito total de la política y su visión del mundo real está divorciada de la
realidad en que vive los Estados Unidos y el conglomerado mundial.
Trump es racista, guerrerista e inepto. Sus
respuestas no convencieron a los estrategas de la política norteamericana, ni a
los medios de comunicación, por el contrario, Trump se enemistó con la
comunidad latina, con la afroamericana, con los musulmanes, con los
inmigrantes, con las mujeres y declaró a través de un video filmado en 2009 que
no siente respeto por la mujer, y que para él sólo constituyen una diversión
pasajera.
Por su parte, Hilary Clinton, con 30 años de
experiencia política, ex primera dama de los Estados Unidos, senadora federal,
y secretaria de Estado, tiene todo el componente necesario para convertirse en
presidenta de los Estados Unidos, aunque arrastra un fardo pesado, en el que se
le acusa de manipular unos correos electrónicos
oficiales a su favor y de haber borrado
decenas de ellos, aunque el Buró Federal de Investigaciones ( FBI) no encontró
causa que justificara una investigación sobre su conducta.
La carrera presidencial estadounidense está en la palestra pública y la suerte de
cada uno de los contrincantes lo decidirá el electorado mayoritario, de mi
parte sigo apoyando a Hilary Clinton y mi apuesta periodística es que ganará la contienda por encima de un 5% de
diferencia.@
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