La Pluma de don Godo
Por Luis Godofredo Pichardo/
Editor del Servicio Panamericano de Noticias
El traumático regreso del inmigrante
. El emigrante, o los inmigrantes, están compuestos por una masa
silente, pero muy dinámica, se mueven alrededor del mundo como el gusano, en su entorno natural, y es un núcleo humano que denomino como “El señor todo el mundo”. La fortuna o la
tragedia persigue el corre caminos donde quiera que éste vaya. Pero a veces se
ensaña con los compatriotas que regresan a un supuesto retiro de tranquilidad y
paz espiritual.
La mayoría del componente familiar que
complementan el hogar del/ o de los emigrantes no se quedan en el lar nativo de
sus respectivos padres, la razón es sencilla, nacieron y se criaron en una
sociedad distinta, y una cultura diametralmente opuesta a sus raíces y hasta el
estilo de alimentarse cambia radicalmente.
Muchos emigrantes, se van en avión y regresan en un furgón |
Me permito tomar
como ejemplo una pareja recién llegada a
Santiago de los Caballeros desde la ciudad de Nueva York. Esta pareja, formada
por un matrimonio dominico-peruano, residente en la ciudad de los rascacielos
por casi medio siglo, llega llena de esperanza y optimismo, pero el calor, el
ruido altisonante, las dificultades para establecer los servicios básicos del
hogar, y para colmo un hedor prutrefaciente proveniente del sistema cloacal en la casa que se mudaron, le hace imposible
la vida por varias semanas y le obliga a
pedir asilo en la casa de un familiar, estas son las vainas que obligan al arrepentimiento
y al “ me voy y no vuelvo más”, pero gracias a Dios, esta pareja ha sido tolerante consigo misma y
termina de instalarse en una nueva y confortable residencia, que aunque no
termina el proceso está muy encaminado.
Dedicación
y trabajo. Esta pareja vivió muchos años en la capital del mundo, la media
naranja laboró en empresas de limpieza y cuidado personal. El esposo, se dedicó
al cuidado de los residentes de grandes edificios en la parte alta de la isla de Manhattan en Nueva
York, , manteniendo un nivel de limpieza pulcro y reparando todo lo que se averiaba, en una palabra, era un verdadero artesano y guardián del residencial del
vecindario, y les pagaban muy bien, le
facilitaban vivienda cómoda, amplia y gratuita, todos los servicios cubiertos,
y quién que disfrute de ese paraíso quiere abandonarlo, pero las raíces de la familia y el apego ancestral a su tierra lo
trajo de regreso, y aunque persiste la incomodidad todavía no hablan de
regreso.
Llegó la mudanza,
alquilan una casa residencial. En una
barriada de clase media y todo iba bien, hasta que comenzó la filtración de
materias fecales, en todo entorno residencial, esa putrefacción malolienta, desorientó
a los recién llegados y mientras tapaban por un lado, comenzaba la filtración por otro boquete, hay
que agregar a esa situación calamitosa
y anti-higiénica, otro factor desconcertante,
el ruido infernal, que hacen los
automovilistas y motoconchistas por la noche y los vendedores ambulantes por
el día.
Me
pregunto?: Qué clase de propietario y qué tipo de construcción es en la que
se mudaron mis dilectos amigos, cómo es que dé en esa vivienda mana materia fecal, como si se
tratara de una vena de petróleo, pero además, dónde se encuentran los
sinvergüenzas propietarios, que sabiendo
que allí hay una situación insoportable, permitieron que los recién llegados se
instalaran en esa propiedad apestosa y bulliciosa.
¡Por fin encontraron otro refugio! Una fuente cercana
a los dos amigos retirados, me comunicó
que ya encontraron otra vivienda cómoda, amplia y confortable, y que la
tranquilidad volvió a reinar en el seno de ese hogar. Me alegro por ellos, que invirtieron sus ahorros para regresar a
nuestro clima tropical, ojalá se adapten y no tengan que volver a mirar de tan
cerca a la Estatua de la Libertad, porque en verano es una delicia, pero en
invierno el frío congela y molesta de
verdad.@
No hay comentarios:
Publicar un comentario