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Luis Godofredo Pichardo
Fundador y director ejecutivo

martes, 21 de febrero de 2012


La Metralleta de Don Godo plantea cruzada cívica y moralizadora
Editor Luis Godofredo Pichardo
  Una Cruza cívica y moralista. El pueblo dominicano tiene que emprender una jornada de protestas pacíficas que conduzca a la moralidad del ejercicio político en la República Dominicana.
  No es posible ni sensato seguir soportando el abuso de poder y el latrocinio público,  de los bienes de la sociedad dominicana. Hay denuncias creíbles y sustentables que proceden de estamentos informativos que no sólo tienen credibilidad, sino asideros legales y documentaciones sustentables.
aboguemos por una sociedad moral y civilizada
  Es verdad que estamos sumergidos en una campaña electoral que ha entrado en su recta final  de los últimos 90 días y que los contendientes que aspiran a la presidencia de la República utilizan medios y metodologías que enrarecen el ambiente electoral, y que los políticos llaman por su nombre y sin reparo:
 “campaña sucia”, pero en el fondo,  no existe tal suciedad, sino el develamiento de actos reñidos con la ley, la moralidad y las buenas costumbres de la sociedad dominicana.
  Denunciar que funcionarios del Gobierno poseen cuentas multimillonarias en bancos extranjeros, o apoyarse en una Fundación globalizante para hacerse ricos ilícitamente no es calumniar ni difamar, por el contrario, es un acto de responsabilidad de quiénes se atreven hacer las denuncias y enfrentar a los corruptos.
  Es un secreto a voces, el  que los dirigentes de los partidos políticos tradicionales son corruptos y promueven la corrupción,  como cultura. Y esa tendencia maligna,  se debe a que los partidos políticos tradicionales han entrado en una crisis institucional de la cuál,  difícilmente se sobrepondrán. Ni los electores tradicionales, ni la ciudadanía,  cree o tiene fe en las promesas de los políticos, ni en los programas de gobierno que éstos proponen en sus plataformas de futuros gobiernos.
  La corrupción permea la corporación del Estado. Recientemente se levantan algunas voces aisladas para reconfirmar lo que ya era un hecho tangible. Aseguran algunas personalidades de la vida nacional,  que los dominicanos estamos viviendo una “Dictadura constitucional”, es cierto, pero no comenzó a principios del 2012, como quieren hacerlo aparentar algunos comentaristas. Arrancó el mismo día en que se juramentó el presidente Leonel Fernández, el 16 de agosto del 2008.
  Ya para esa época, contaba con la mayoría senatorial en ambas Cámaras Legislativas.
  Y poco a poco,  con un plan bien diseñado y elaborado desde la misma presidencia de la República, se salió a buscar el resto de los poderes con que se maneja el Estado,  en un nivel unipartidista,.
Ya el Ejecutivo presidencial contaba con los tres poderes principales, El Poder Ejecutivo, que lo ganó en las elecciones geenerales, el Legislativo, porque su partido ganó la mayoría de las bancas senatoriales, y el Poder Judicial que estaba cautivo del Gobierno. Esa posición filosófica y aventurera, la conquistó el  Partido de Gobierno  sin ningún esfuerzo, puesto que  contaba con la maquinaria principal, como lo es la persuasión a través de la corrupción,  y se compraron conciencias, y se doblegaron voluntades en tal cantidad, que actualmente, todos los poderes del Estado están de un solo lado, a favor del Gobierno,  y con razón se habla de una “dictadura constitucional”.
  El Poder Ejecutivo maneja y administra  todas las instancias , en las que debían participar todas las fuerzas políticas y civilistas de la nación, ya que contamos con un sistema democrático compartido, pero no es así, el el oficialismo lo controla todo y la oposición solo tiene la boca para expresarse, no para para protestar, porque casi nunca protesta, cuando hay protestas las asume el pueblo y sus institucioines y no los partidos que aparentan actuar en complicidad con el Estado y su estilo de gobierno.
  Denuncias que duelen y comprometen.  Como son:  la que colocan  a la primera dama de la República con una supuesta cuenta en un banco de Dinamarca con más de 40 millones de euros. La de una joven empleada palaciega con un salario de 20.000 y con cuentas  abiertas en bancos capitalinos por encima de 25 millones de pesos  y 162 mil dólares.
  La de un empleado colaborador del Presidente Fernández,  que posee varias tarjetas de crédito con fondos que oscilan entre  los 90 mil dólares y algo más, según denuncias de El Siglo21Com,  y su única responsabilidad es la de pagar comidas y francachelas,  en restaurantes nacionales y extranjeros,  y compras de lujo en tiendas de moda de la capital dominicana y el exterior. Así como costear vacaciones a países europeos y otros lugares de esparcimiento. Una de estas tarjetas la paga la Policía Nacional, al parecer en agradecimiento  al  Poder Ejecutivo por algún favor o servicio prestado a la institución del orden público.
  La de un  Consorcio turístico  que emitió cheques sin fondos por 3.500 millones de pesos.
  La cuenta del Secretario de Obras Públicas que mueve millones de pesos mensuales  a discreción sin que los auditores de de su cartera tenga control ni intervención.
 Las sobre valuaciones a las obras públicas realizadas por el Gobierno, como las carreteras Santo Domingo-Samaná, Río Constanza-Jarabacoa., y decenas de obras más  que enriquecen  ilícitamente a  funcionarios  del Estado.
Como propone esta imagen necesitamos una ética nueva y diferente
  Esta descomposición social tiene que detenerse ya, y sólo una Cruzada moralista, pacífica,  y civilista puede detenerla, en ella deben participar todos los estamentos decentes de la vida nacional, las Iglesias, los sindicatos, las organizaciones privadas y sobre todo,  la ciudadanía en general, donde hay tantos hombres, mujeres, y  jóvenes decentes que están disponibles para luchar por una mejor sociedad y por un futuro más esperanzador
  Si no moralizamos ahora, en el futuro no habrás razonamientos lógicos  que nos permitan externar nuestras quejas. ( PNS).@
 

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