La figura eclesial del
Diaconato dentro de la Iglesia debía ampliar la función y responsabilidad del
diácono, en funciones administrativas y eclesiales, tales: como poder ser
oficiante en caso de emergencia, y sustituir al sacerdote titular por ausencia
o por enfermedad.
Hasta la fecha se circunscribe
a funciones decorativas y de ayudantía de menor responsabilidad.
Sin embargo, en la práctica,
parece que las cosas se profundizan un poco más. Hemos visto laborando a
distintos diáconos y percibo que su labor, es altamente complementaria de las funciones
sacerdotales.
Esta ayudantía,
indispensable para el sacerdote oficiante
o encargado de parroquia, puede
ser mucho más efectiva si se les confían otras responsabilidades administrativas
al diácono que no choquen, con la jerarquía y la responsabilidad del sacerdote.
Reunión para el documento final del Sínodo de la Amazonía
Parece, que la Iglesia tiene que retomar algunas de
las tradiciones antiguas, para que éstas
puedan ayudar a resolver en parte, la
falta de nuevos sacerdotes que ya no abundan, en el seno de la Iglesia católica universal.
Conversando con el Diácono
Juan de Dios, de la parroquia Santa María de la
Iglesia, en el Ensanche Espaillat. De Santiago de los Caballeros en la RD. Le cuestiono:
Le preguntándole, qué
opinión le merece el hecho que la Iglesia católica universal, baraje la posibilidad de que los hombres
casados puedan ejercer el ministerio sacerdotal.
J DD lo pensó detenidamente.
Y respondió a nuestra pregunta, diciendo,
que
la antigüedad, al comienzo de la religión católica o cristiana, quiénes celebraban la
Eucaristía, eran hombres casados comunes y corrientes y con familias bajo su
responsabilidad.
La práctica de utilizar a
hombres casados y con familia, la
comenzó Jesucristo, cuando ordenó a
laicos para que ejercieran el ministerio sacerdotal y así pudieran evangelizar
en aquella época, en que no existía una organización
eclesiástica como la Iglesia que tenemos en la actualidad.
Abordé con el diácono JDD,
la discusión que se profundizó recientemente en el Vaticano, en el último
Sínodo, de la Amazonía, en el que, la jerarquía de de la Iglesia, ponderó seriamente la posibilidad, de ordenar a hombres probos casados para
ejercer el sacerdocio y que éstos pudieran mitigar la escasez de
evangelizadores, en las naciones
amazónicas que están dejando de ser evangelizadas por falta de ministros
sacerdotales en la región.
Pero la cúpula conservadora
del catolicismo bloqueó la posibilidad de entrenar a hombres casados, religiosos consumados y entregados a la enseñanza del Evangelio.
En esta ocasión y tuvo que
conformarse con emitir un documento final, en el que queda prohibida la ordenación de
hombres casados, aunque se tratase de una crisis real, por la falta de sacerdotes para evangelizar en
la región amazónica.
El diácono sirve a la Iglesia y a la humanidad
Continúa siendo difícil la aplicación del legajo de reformas que ha tratado de introducir elpapa Francisco en una
Iglesia católica vegetativa, con estructuras obsoletas y con un liderazgo de ancianos decrépitos que siguen viviendo el siglo XXI, como si estuviéramos en tiempos de la Inquisición.
Retornando la opinión y posición del diácono JDD. Pienso que él tiene toda la razón,
cuando sugiere, que el vería con buenos ojos, que a los
diáconos volvieran a la tradición
antigua y les dieran funciones
administrativas, que pudieran ayudar más
en las obligaciones de la Iglesia.
Si eso ocurriera, pudiera
convertirse en una panacea para suplir la falta de sacerdotes en todo el mundo,
y los diáconos poder oficial misas y presidir Eucaristías cuando no haya un
sacerdote titular disponible. Es un reto que el Pontificado del papa Francisco
debía plantearse. ( PNS Noticias.Com).
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