Tribuna Católica
Godofredo García P.
La vida cotidiana del
creyente católico está plasmada de creencias personales, fantasías y errores
humanos, que cada quien lo asume a su
manera. En mis encuentros con hermanos en la fe y religión, me doy cuenta que cada vez somos más
ignorantes y obtusos en el pensamiento.
Recorriendo una de las
autopistas que conducen al aeropuerto JFK de la ciudad de Nueva York, con dos
amigos que me daban una “ bola” en su vehículo de regreso a mi país, me llevé una buena experiencia.
Mis amigos son creyentes en
Dios, pero a su manera. Uno dice que ora en silencio, y el otro que para creer
en Dios no hay que ir a la Iglesia y observa: que basta con tener a Dios como
su protector y creer fidedignamente en él.
Me abruma la idea, aunque
trato de comprenderles. Pero pienso, yo que soy neófito en teología y poco
instruido en religión que no basta con decir…creo en Dios, estoy convencido, de que hay que practicar la doctrina cristiana,
y ayudar en lo posible en la Evangelización.
Los laicos en oración |
Un encuentro más reciente.
Este con un pariente muy cercano a mí, conversando en una tertulia familiar, su
esposa lo aborda y le reclama que ella le pide que visite la Iglesia, aunque
sea a la misa eucarística dominical, él responde que no es necesario, incluso,
dice que cuando está en la Iglesia se siente desorientado, confiesa que no sabe
ningún tipo de oración de las que acompañan al ejercicio espiritual, y que él
no necesita compartir con la gente que va a la Iglesia, porque amas a Dios por
encima de todas las cosas, incluso por encima de los otros les aman..
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