sábado, 30 de abril de 2016
La reconciliación con Dios en Burbujas
Por Luis Godofredo
Pichardo/Editor Revista Ventana Católica .Blogspot.Com
¿ Querremos reconciliarnos
con Dios, el papa Francisco nos dice cómo?
La palabra de Dios es vida, es fortaleza,
esperanza, caridad y misericordia. “ Vengan a Mí los que estén agobiados y yo
le ayudaré a cargar con el yugo”, atestigua Jesús en uno de sus mensajes
apostólicos y evangelizadores.
El
que le dé a beber y comer al
hambriento, vestido al desnudo y posada
al indigente, lo hace Conmigo, dice Jesús en uno de sus históricos discursos de
evangelización.
El papa Francisco pide la reconciliación con Dios |
La reconciliación con Dios es el regalo más
extraordinario que un ser humano pueda recibir, pero las travesuras y prontismo
de los tiempos que vivimos no nos
permiten dedicarle un tiempo al encuentro con Jesucristo y a la reflexión,
espiritual, hoy su Santidad el papa Francisco nos dice como hacerlo
exitosamente.
Personalmente estoy convencido que estoy
reconciliado con nuestro Padre celestial, con el Espíritu Santo y con nuestro
Señor Jesucristo, así lo siento espiritualmente y así lo vivo en mi vida
diaria.
Le presento el texto con las recomendaciones
del Sumo Pontífice para la reconciliación con Dios.
¿Quieres reconciliarte con
Dios? Papa Francisco te explica cómo hacerlo
Por Alvaro de Juana
VATICANO, 30
Abr. 16 / 04:09 am (ACI).- Un sábado más, el Papa Francisco
celebró una nueva Audiencia Jubilar, en esta ocasión dedicada a los militares y
policías, en la que recordó que Dios no se cansa de perdonar, para lo que se
necesita deseo de reconciliación.
El Papa
reflexionó sobre la reconciliación y recordó que “Dios no ha dejado nunca de
ofrecer su perdón a los hombres: su misericordia se hace sentir de generación
en generación”.
Francisco
afirmó que al pecar “somos nosotros los que nos alejamos de Él, pero Él,
viéndonos en el peligro, intenta acercarse todavía más a nosotros”.
“Dios no se
resigna nunca a la posibilidad de que una persona permanezca extraña a su amor,
a condición de encontrar en ella algún signo de arrepentimiento por el mal que
ha cometido”.
Francisco
aseguró que “solo con nuestras fuerzas no podemos reconciliarnos con Dios”
porque “el pecado es de verdad una expresión de rechazo de su amor con la
consecuencia de cerrarnos en nosotros mismos, engañándonos a nosotros mismos
con encontrar más libertad y autonomía”.
Sin embargo,
“de peregrinos en este mundo nos convertimos en errantes” porque “damos la
espalda a Dios”.
Francisco
explicó que “el pecado se ve solo a sí mismo y quiere ser de esta forma
autosuficiente”. "Jesús reconstruye el puente que nos reconduce al Padre y
nos permite rencontrar la dignidad de hijos”, afirmó.
El Santo
Padre pidió entonces a los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro dejarse
reconciliar con Dios. “Este Jubileo de la Misericordia es un tiempo de
reconciliación para todos”, aseguró.
A su vez,
advirtió de que “la comunidad cristiana puede favorecer el retorno sincero a Dios
de cuantos sienten su nostalgia”.
El Pontífice
terminó señalando que “hacer experiencia de la reconciliación con Dios permite
descubrir la necesidad de otras formas de reconciliación: en las familias, en
las relaciones personales, en las comunidades eclesiales, como también en las
relaciones sociales e internacionales”.
“La
reconciliación es en efecto también un servicio a la paz, al reconocimiento de
los derechos fundamentales de las personas, a la solidaridad y a la acogida de
todos”, dijo dirigiéndose a los policías y militares.
Precisamente
a ellos, dijo al final: “las fuerzas del orden tienen la misión de garantizar
un ambiente seguro, para que todo ciudadano pueda vivir en paz y serenidad”.
“Están
llamados no solo a prevenir, gestionar o poner fin a conflictos, sino también a
contribuir a la construcción de un orden fundado sobre la verdad, la justicia,
el amor y la libertad”.
"La
afirmación de la paz no es algo fácil, sobre todo a causa de la guerra, que
seca el corazón y aumenta la violencia y el odio. Les exhorto a no desanimarse.
Prosigan su camino de fe y abran sus corazones a Dios Padre misericordioso que
no se cansa nunca de perdonarnos”.