La Metralleta de Godo
Por Luis Godofredo Pichardo/
Editor Servicio Panamericano de Noticias
Decenas de activistas del PRM forman parte del comité de campaña, aquí aparecen juramentados |
Faltando
menos de 90 días para las elecciones generales en la República Dominicana ( 25
de febrero) me permito pronosticar que la oposición que encabeza el economista
Luis Abinadel dará una gran batalla por alcanzar el poder, y que puede producirse
un cambio dramático sobre la intención del voto entre los electores jóvenes y
los adultos de 4º años en adelante.
Las encuestas son ambivalentes y muchas veces
no reflejan la realidad del electorado. Pero mi primera reflexión sobre el
candidato y la candidatura de Abinadel gira sobre el cambio inmediato que urge
al sistema político partidista y electoral en la República Dominicana.
La segunda reflexión gira sobre la
descomposición social y económica que impera en la actual sociedad dominicana.
Es cierto, que según vaticinan los
organismos internacionales, hemos tenido
un crecimiento económico sostenido mayor al 7% en los últimos años y que en el presente ciclo apunta a un crecimiento
de 5.6%, que sería el mayor del continente en el 2016, pero de la misma manera
que la economía se mueve y se ha movido, así creció y desarrolló una clase política que se enquista en el poder
y que amasa fortunas ilícitamente.
La tercera reflexión nos conduce por el descrédito
que produce el latrocinio público de los actuales funcionarios y legisladores
dominicanos. Esa casta privilegiada se aposenta en las estructuras principales
del partido oficial. Los miembros dirigentes del Partido de la Liberación
Dominicana (PLD) al ganar la mayoría legislativa y aplastar a la oposición,
comenzaron un proceso muy bien diseñado para hacer desaparecer los partidos
mayoritarios adversos al PLD, y lo lograron absorbiéndolos pasándolos a sus
filas o comprando a sus dirigentes con cargos públicos de diversas índoles.
Primero desmantelaron al Partido Refomista
Social Cristiano ( PRSC) y luego compraron la voluntad del presidente del
Partido Revolucionario Dominicano ( PRD) que era y sigue siendo un magnate
inversionista inmobiliario, y a través de los privilegios tales: como dádivas, empréstitos, y pago por ‘
servicios personales. Especiales’, proceso que logró dividir y desmantelar la
principal estructura del PRD, convertida en la actualidad en una entelequia que
sólo genera de un 3 a un 5% en la intención del voto nacional.
La cuarta reflexión gira sobre la
imposibilidad de que el PLD gane unos comicios tan cuestionados y vapuleados
hasta por su propia dirigencia. El
primer elemento disidente y complicado es la postura del ex presidente Leonel
Fernández Reina, quien, luego de tres
períodos administrativos consecutivos
entendía que estaban obligados ( sus compañeros) a dejarlos gobernar de
nuevo, pero le salió al frente Danilo Medina,
un adversario contestatario que le echó jabón al sancocho del ex
mandatario. Al final de estas reflexiones me niego a creer que el PLD gane
aunque hoy mantiene una ventaja en las encuestas que oscila entre un 10 y 15%.
Danilo afirma que está con la gente y si lo apreciamos desde esta imagen es cierto, pero antes de que iniciara la campaña no hablaba ni con los periodistas |
La población sensata del espectro electoral
dominicano espera que se produzca una recomposición de la intención en los
electores y se vuelquen a favor de la candidatura presidencial de Luis
Abinadel, que es un hombre joven,
preparado y sin tachaduras ni
acusaciones, es decir, un político que todavía no ha sido embarrado por las
influencias que da el poder y por las ambiciones que genera el dinero fácil de
la tesorería nacional y que cuando se usa para otros fines que no sean la
inversión pública se convierte en corrupción y promueve las francachelas
gubernamentales ( PNS-La Metralleta 25-2-16).@
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