Joe Biden con su primer discurso sobre el Estado de la Unión en tiempos de guerra y pandemia
La situación política del presidente Joe Biden, es difícil en este momento y su futuro reeleccionista está en la cuerda floja.
Si las elecciones del 2024 fueron hoy perdería abrumadoramente. Biden como estratega legislativo puede ser un genio y un equilibrista del poder, pero con un liderazgo político cuestionado por la edad, la salud y por la senectud, es un trabajo difícil de realizar y menos de conquistar a una generación de jóvenes indecisos como la que está en marcha en Estados Unidos.
En varias ocasiones el presidente de la primera potencia mundial se ha quedado dormitando frente a sus homólogos, o a funcionarios de alto nivel que han sido convocados por el propio Biden.
Esa condición no es extraña para un estadista que está en los umbrales de los 80,s, y que además haya confrontado problemas serios de salud en los últimos tiempos. Le ha tocado enfrentar serias dificultades desde el inicio de su campaña presidencial, enfrentando a un Partido Demócrata dubitativo en diversas ocasionnes, y agresivo cuando na ha sido necesario.
Tuvo que enfrentar un adversario díscolo, mentiroso, y amigo del gansterismo norteamericano, como lo fue el candidato presidencial, Donald Trump, que se forjó una fortuna muy cuestionada y cuestionable.
El ex presidente Trump está considerado como el político más mentiroso y fabulador que haya tenido la presidencia de los Estados Unidos.
Como colofón a las dificultades que enfrenta desde el inicio de su administración, Biden ha tenido que luchar en contra de una pandemia que destrozó el nivel normal de los estándares y niveles de salud a los que había avanzado Estados Unidos y el mundo.
Ahora enfrenta una inflación de algo más de 7%, que no es exclusiva de la Casa Blanca, sino del mundo globalizado, enfrenta su mayor reto como presidente organizar, orientar y convencer a los socios políticos de que sólo con una unidad monolítica pueden enfrentar la locura del presidente ruso, Vladimir Putin, que no solo declara la guerra a Ucrania, sino que está empeñado en anexarse ese territorio, aunque tenga que destruir a esa nación vecina.
La suerte está echada para Putín como dictador autoritario y para Biden, como el eje principal de la democracia occidental, y como líder indiscutido de los Estados Unidos.
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