Inseguridad de la Junta
Central Electoral y exigencias de partidos caldean la campaña municipal de
Febrero 2020
El desgate de los partidos
políticos dominicanos se percibe en la falta de programas de gobierno bien
estructurados y el temor al debate público de los candidatos a cargos
municipales, legislativos y presidenciales.
La democracia representativa
necesita de igualdad de condiciones, para los aspirantes a cargos legislativos,
aspirantes a la Presidencia o a las Alcaldías Municipales.
Y justamente, eso es lo que no estila en la política
dominicana. El caudillismo ancestral sigue vigente como en el siglo XX. Peor
aún, porque los caudillos políticos del siglo pasado, eran hombres de principios la mayoría,
excluyendo al dictador Rafael Molina Trujillo, que gobernó a través de un estilo único personalizado, y como todos los
dictadores, quien no estaba a su lado, era su enemigo.
Con el magnicidio del Jefe en 1961 terminó la Era de Trujillo, de 31 años, que mancilló la soberanía de la Patria
dominicana, y que diezmó y extinguió un colectivo de hombres y mujeres
intelectuales, y genuinos demócratas, que lucharon por la libertad de expresión, del
pensamiento y por una participación libérrima en la política
vernácula.
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La conjunción de partidos políticos dominicanos donde caben mansos y cimarrones |
Las víctimas de la tiranía
trujillista podrían contarse por miles, desde intelectuales, hasta jóvenes que ofrendaron sus vidas en aras
de las libertades públicas.
Cualquier dominicano o
dominicana que se declarara en contra del régimen trujillista, fuera hombre o mujer, debía considerarse muerta, porque el régimen no
soportaba deserciones.
Los sicarios del trujillismo
no respetaban abolengos, ni condición social, física o mental, todo el que era
señalado o chivateado era perseguido hasta su extinción.
Pero la democracia
dominicana de los últimos 53 años, que inició con la muerte de Trujillo, ha
devuelto la confianza y credibilidad de de los electores dominicanos,
aunque los políticos de turno no se merezcan el respeto y su adhesión, pues entre más avanza el tiempo y la política
madura, los políticos son menos confiables y honrados al momento del inventario
de sus acciones y gobernabilidad.
Los electores dominicanos buscan afianzarse en
un sistema político representativo, de
dos períodos presidenciales consecutivos, pero los caudillos del momento buscan
perpetuarse en el poder.
Donde el caudillismo, el latrocinio, la corrupción, y las componendas son las
reglas de juego, no puede fomentarse una democracia estable, representativa y
alterna.
Los electores están cansados
y claman por un cambio radical y trascedental en la política dominicana, que destierre el mercantilismo, el transfuguismo,
y la compra y venta de conciencia, por míseros 100 o 500 pesos dominicanos. (
PNS).
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