La Metralleta de Don Godo
Por LGP de PNS
Santiago, RD, (PNS)._División en el PRD pone en peligro candidatura de HM. Cuando los perredeĆstas celebraron su Convención el 6 de marzo del 2011, se creyó que la división de grupos iba a desaparecer y que las diatribas y malas querencias eran cosas del pasado.
Pero no sucedió de esa manera, al revĆ©s, se profundizaron los resabios de parte de los perdedores que encabezaba Miguel Vargas Maldonado, y surgió el triunfalismo de parte de los ganadores que encabezaba y encabeza Hipólito MejĆa, y esa situación deterioró por completo los vĆnculos entre Vargas Maldonado y MejĆa DomĆnguez, y colocó al PRD en una disyuntiva difĆcil, la que hoy en dĆa a cinco meses de las elecciones generales no se sabe de cuĆ”l lado estĆ”n
realmente las simpatĆas del electorado.
Hablamos de electores independientes, y de jóvenes de ambos sexos que se incorporan al proceso en este perĆodo electoral, porque los perredeĆstas tradicionales, no es que sean fieles a Hipólito o a Miguel, sino que tienen una tradición y una cultura del voto de respaldo a su partido y eso no va a variar.
Hablamos de una mĆstica que no existe en el PLD, porque Ć©ste surgió al mercado electoral, como un partido ideológico, pero sus lĆderes actuales lo convirtieron en electorero y corrompido. Tampoco es una exclusividad del PLD en la polĆtica dominicana, la corrupción, es una prĆ”ctica endĆ©mica en el sistema tripartito que comparten los tres partidos electoreros dominicanos.
El PRD estĆ” catalogado como el partido que restableció la democracia dominicana y tambiĆ©n las libertades pĆŗblicas, prĆ”cticas que heredó el PLD y que ha sido una constante histórica .en su trayectoria. Muy diferente ha sido la conducta y trayectoria del Partido Reformista, Ć©ste tuvo su origen en el trujillismo genuino y autĆ©ntico, siendo su inspiración el extinto JoaquĆn Amparo Balaguer, un trujillista consumado, aunque algunos historiadores lo elevaron de categorĆa, dando a entender que Trujillo seguĆas algunas de sus directrices.
Hay que aplaudir a los que estƔn luchando por la unidad partidaria en el PRD y darles unos cuantos cartuchazos a los divisionistas y triunfalistas.
El caudillismo desfasado en el PRD. Los viejos dirigentes del Partido Revolucionario Dominicano ( PRD), no entienden que su presencia no es tan necesaria en la dirección del partido, porque su ciclo productivo se agotó hace mucho tiempo, y el caudillismo en estos tiempos modernos del siglo XXI no tiene razón de ser y por ende en vez de justificarse, debĆa aislarse y darle paso a la juventud, a los hombres y mujeres con futuro, a profesionales con sentido de responsabilidad y que saben y pueden interpretar las necesidades de los electores.
Es un espectĆ”culo de mal gusto, el que supuestamente propició el Ćŗltimo caudillo local que le queda al PRD en Santiago, por orden suya dos testaferros que lucen como dos perros falderos no permitieron hablar por micrófono a uno de los dirigentes profesionales de la radiofonĆa que ha sido durante mĆ”s de tres dĆ©cadas perifoneador perredeĆsta, por el hecho de Ć©ste haber estado al lado de Miguel Vargas en la Convención de principios de aƱo.
Hay que preguntarle al caudillo provinciano a quién él se propone hacerle daño, al candidato del PRD a la presidencia de la República, o al periodista-locutor y abogado. A último no es porque no necesita promoverse, tiene medios de promoción y es un genuino miembro del PRD que desde la década del 70 ha venido sirviendo al partido blanco.
No queremos hacer mención de los otros dos paniaguados que se creen poseedores de un liderazgo que no tienen y que nunca tendrĆ”n, porque serĆa darle una relevancia que no merecen, por necios y por hacerle tanto daƱo al partido blanco en esta coyuntura.
Hay que insistir recordando que el caudillismo mohoso y desfasado, lo Ćŗnico que cosecha es divisionismo y desafectos, que es por cierto lo que tanto abunda en las filas del partido blanco.
Una estrategia justa, pero equivocada. Es la que estĆ”n siguiendo los asesores polĆticos de la campaƱa de Hipólito MejĆa, pedir a la Junta Central Electoral que retorne al directorio ejecutivo del 2006 es una utopĆa e ingenuidad. Ciertamente, como afirmaba Milagros Ortiz Bosch recientemente, es una constante las violaciones a las normas establecidas por el tribunal electoral, y el caudillismo mostrado por el presidente del organismo lo descalifica para dirigir una institución, que puede y debe ser juez, pero no parte. La mentalidad trujillista de Roberto Rosario y su adhesión al partido de gobierno, son evidencias que saltan a la vista pĆŗblica y que no hace falta demostrar nada para sustentarlas.
Tampoco es correcta la percepción del Cardenal metropolitano, monseƱor López RodrĆguez, en el sentido que hay que apoyar a la JCE sin reservas, pues no es asĆ, si los miembros del organismo muestran su adherencia al PLD, no se puede permitir que ellos sigan al frente del organismo.
SerĆa mĆ”s recomendable que el vicario de cristo pidiese a la sociedad civil que pida limpieza en los comicios para que pueda continuar el proceso democrĆ”tico al que ya estamos acostumbrados. (PNS).
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