Burbujas Católicas en La
Pluma de Godofredo
Por Luis Godofredo Pichardo/
Director Ejecutivo / Servicio Panamericano de Noticias
La carta de los Obispos al Papa. Al día
siguiente de comenzar el Sínodo de la Familia en Roma, treces obispos
conservadores y tradicionalistas de la Iglesia Católica se dirigieron al papa
Francisco, haciéndoles saber que no estaban de acuerdo con la metodología que
se había trazado para los debates finales de tan importante evento
eclesiástico a favor de la unificación de la familia.
Parte de los Obispos que cuestionan las normas que estableció el Vaticano para las discusiones en el Sínodo de la familia |
En la misiva,
los Obispos -cardenales utilizaron términos pocos convencionales, los cuales ellos querían que se aplicaran en los
debates finales, y entre otras cosas solicitaban que se volviera a la vieja
modalidad de que fueran los propios obispos denominados padres del Sínodo, quienes
a través de una elección libre y respetando el voto individual; establecieran
las nuevas políticas sinodales, y no por consenso entre las comisiones, que su Santidad había nombrado a nivel
ejecutivo,
¿Rebelión
o desconocimiento de autoridad? Parece que no se trató, ni de una cosa ni la otra, quizás se debió a
un mal entendido. En la carta no se avizora, que haya intención de desconocer la autoridad
Pontificia, pero en caso de que lo hubiese, el papa Francisco, fue enfático, sencillo y expresivo, negándose
rotundamente a tal petición...
El papa Francisco tiene posición vertical frente a Obispos contestatarios |
¿Habrá o no habrá
reforma dentro del catolicismo?
Parece que esa posibilidad es remota, mientras el papa Francisco, es un reformista a carta cabal, los
conservadores, especialmente los Jesuitas mantienen el control del voto
mayoritario, y no parece a la luz de los acontecimientos actuales, que los Jesuitas y los ultraconservadores de
la Iglesia quieran una reforma que relance la iniciativa evangélica en el mundo
globalizado de hoy.
¿Los reformadores están en desventaja? Así se percibe, a
la luz de los encontronazos que se han
producido en el Vaticano, no se trata de los trece obispos que escribieron la
carta, se trata de una cúpula enquistada en el centro mismo de la Iglesia católica universal. Los Obispos reconocen que Francisco es un
excelente pastor, pero afirman que los
tiempos no están para introducir cambios que estremezcan los cimientos
principales de la religión más vieja y respetada del mundo.
Las iglesias
locales guardan silencio. Mientras que en el Vaticano se debate el concepto de
empoderar aún más a la grey laica de la Iglesia, en el seno de las iglesias
locales parecen, no estar enterados ni
interesados en lo que ocurra en el presente Sínodo Familiar que concluye el
próximo 25 de octubre.
Aunque
se le quiera pasar un paño tibio, el papa Francisco enfrentó la primera
rebelión interna, que no prosperó, por la posición vertical del Pontífice, que
respondió rápida y diligentemente, en su respuesta, a la carta de los trece Obispos que
protestaron, dejó clara su posición, hay
que limitar el poder y la influencia de algunos Obispos.
Y ciertamente, hay Cardenales que creen tener más poder que el propio Papa, pero
en el caso de Jorge Mario Bergoglio, puede utilizarse el aforismo de “que se le
fie el tiro por la culata. El Pontífice argentino parece que sólo tiene
compromiso con Dios, y su principal tarea es apacentar a sus ovejas, es decir,
que a los Obispos rebeldes le quedan dos
caminos: Uno, renunciar sin escandalizar, y dos obedecer y ajustarse a las
nuevas directrices del papa Francisco.
Desde
hace centurias la Iglesia
necesitaba a un verdadero apacentador de ovejas, un pastor que pusiera
orden en la Casa de Dios, y que abriera las puertas de los templos para que los
laicos y seguidores de Jesús pudieran sentirse cómodos y en confianza.
La mayoría de los sacerdotes no interactúa
con la comunidad cristiana, se limitan a ejercer el oficio del sacerdocio,
celebrando la santa misa y pronunciando una homilía, los domingos, poco entendible y extensa, que los feligreses terminan no entendiéndolas ni aprovechándola.
Personalmente felicito al Papa Francisco, y
aunque sus intentos de reformas son limitados y cuidadosos, hay que avanzar y
cambiar la imagen del catolicismo clerical en el mundo.@
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